Capitulo 20: A tu lado el dolor no existe.

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Es muy sorprendente como las cosas pueden cambiar de un momento para otro. Con solo parpadear tu vida puede modificarse para bien o para mal. Dependiendo de la perspectiva y el modo en el que quieras ver las cosas. Y como al final de todo, siempre te dejan una enseñanza, algo con lo que quedas para toda tu vida, algo que te ayuda a seguir adelante, en caso de que lo aceptes. En mi caso, aunque no quisiera, siempre era para mal, no puedo evitar ser pesimista ante todo, simplemente no puedo dejar de pensar que todo lo que me llega a suceder es malo y que me lo merezco. Que yo me lo he ganado a pulso.

Las cosas buenas nunca llegan a mi, cuando un pequeño rayo de luz empieza a asomarse frente a mi como una esperanza de que todo será paz, llega como maldición una gran nube oscura, cargada de agua y tapa inmediatamente la luz dejándome ver oscuridad y frío.

Y siempre ha sido así.

Desde que tenía 14 años, mi necesidad por ser aceptada y tener la perfección, llegó a mi como una amenaza muy tentadora. No tenía amigos, la mayoría del tiempo me encontraba sola, únicamente mis libros y yo. Pero según mis padres, no era bueno para mi, así no era como debía pasar mi adolescencia; encerrada en mi habitación. Por eso André decidió intervenir y presentarme a la hija de un amigo que tenía mi edad, buscando que formáramos una amistad, pero él no contó con que ella ya forma parte de un grupo de amigas y para yo poder unirme a el debía seguir unas simples reglas. Ahí fue cuando pensé que habían pensado que habían llegado a salvarme de mi soledad, pensé que al fin iba a tener amigas. E inicié en aquel mundo donde el aspecto físico era llamado perfección, el cual estaba alejado de mí. Por lo cual debería intentar con mayor esfuerzo hasta lograrlo. Todo se basaba en dietas-Bueno si al hecho de no comer se le pudiera llamar así-Nada de comidas en el día, solo un vaso de agua en la mañana, tarde y noche-Si es que tenías suerte. Y cada vez que cayeras en la tentación probando algún otro bocado, un pequeño corte en tu cuerpo tendrías que hacer para el castigo poder cumplir.

Era algo difícil para mi cumplir con eso, ya que yo siempre comía, los dulces eran mi delirio, pero si quería ser como ellas debía lograrlo. Dejé de comer por varios meses, luego mi cuerpo pedía a gritos alimento, obedeciendo, pero la culpa era demasiado grande para mí que sin pensarlo dos veces tomaba aquella afilada navaja y la pasaba por mis acabadas muñecas, destruyéndome de poco en poco. Nunca se lo comenté a nadie, de nuestro pequeño grupo jamás salía ni una sola palabra. Simplemente estábamos amenazadas, aunque cuando lograbas acostumbrarte, después no lo decías por el simple hecho de la vergüenza, por lo que dirán y se burlen de ti.

Aunque no lo creas esto es un vicio, uno en el que como otro, te cuesta demasiado salir, dejarlo.

Dos años pasaron, la primera chica no resistió más y falleció. Yo llegué a parar al hospital más de dos veces, por falta de alimento o desangrado. Llegué a tener anemia. Cuando mis papás se enteraron gracias a dios, fue en un buen tiempo, en el cual aún se podía hacer algo para salvarme.

Otro año más de esfuerzos, pero ahora para curar lo que yo misma había destruido en mi. Recuperé la mayoría del peso que había estado perdiendo, las heridas en mi muñecas lograron cerrarse, pero las cicatrices quedarían por siempre ahí, plasmadas día a día lo que llegué a hacer sin pensar en las consecuencias. Lo único que hasta ahora no pudo sanar, fue la soledad que sigue creciendo dentro de mí, la culpa por haber sido tan débil, y el no poder cortar la tentación que hasta hace poco volvió, cuando una semana atrás volví a autolesionarme.

Hace algún tiempo que no sabía nada, de las demás chicas que estaban en el mismo grupo de ''amistad'' conmigo, nunca supe si pudieron salir de el...vivas.

Cerré los ojos fuertemente, no queriendo revivir aquel manojos de emociones que sentí hace tres años atrás.

Una fría gota de agua cayó en mi frente, haciéndome salir de mis pensamientos. Abrí los ojos, subiendo mi vista hacia el cielo, percatándome de que ya estaba nublado, y que en cualquier momento llovería.

복수 (Venganza) Chloe BourgeoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora