복수 (Venganza) Chloe Bourgeois

Capitulo 28: No lo conoces.

-Sigo esperando una explicación, Chloe-La mirada acusadora de Nathaniel no se despegaba de mí, haciendo que me pusiera aún más nerviosa.

-Pues espera sentado-No estaba de humor para andarle contestando a sus caprichitos. Hoy había sido un día largo y lo único que necesitaba era meterme a mi cama y olvidar al mundo por unas cuantas horas. Dormir es la mejor solución a todos los problemas.

-Chloe...-Me advirtió. Su mirada se oscureció. Tragué saliva, al parecer los dos estábamos con el mismo estado de ánimo y lo mejor era no presionar. Su enfado se notaba a leguas.

Solté un suspiro derrotada.

-Bien-Dije vacilante, sopesando mis ideas, analizando cual sería la mejor respuesta-Creo que alguien quiere hacerme daño-Susurré tan bajo que por un momento llegué a pensar que Nathaniel no me había escuchado.

Levanté con pesadez mi vista hacia donde se encontraba él sentado en mi cama. El pelirrojo tenía la mandíbula apretada y observaba un punto fijo en la pared tras de mí.

-¿Tienes alguna idea de quién puede ser?-Siseó entre dientes.

Negué con la cabeza.

-¿Desde cuando?-Preguntó después de varios minutos de silencio que pasamos los dos sumidos en nuestros pensamientos.

Dudé unos momentos en contestar. La verdad es que no sabía. Todo era tan extraño y confuso. Hice una mueca, buscando una fecha que se acercara.

-No sé, desde que llegué hubo algunos percances, pero todo empezó unas semanas después de la mudanza.

Asintió con la cabeza. Y después su ceño se frunció.

-No volverás a salir sola-Ordenó confiado. Mis ojos se abrieron un poco ante la sorpresa de sus palabras y más del tono de voz que había utilizado, como si tuviera que obedecerle si o sí. Él no era mi padre, por lo tanto no tendría porque hacerle. Yo podía hacer lo que se me viniera en gana. Como ya lo había dicho anteriormente; él y yo no éramos nada.-Y ni se te ocurra decir que no somos nada, porque me vale una mierda, no estarás sola y es mi última palabra-Gruñó y se levantó de mi cama, caminando hacia mí ¿Ahora podía leerme el pensamiento?

-¡Tú no eres nadie para ordenarme eso!-Grité. ¿Por qué siempre tenía que sacarme de mi límite?

Si quería hacerle enfadar, claramente lo estaba logrando.

Di un paso hacia atrás. Mi espalda se topó con la madera de mi tocador.

-¿Por qué no puedes entender de una jodida vez que me importas?-Con cada paso que daba estaba más cerca de mí, lo cual no era nada bueno para mí autocontrol, pues temía que en cualquier momento me lanzase a sus brazos-¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí?-Susurró pasando su mano delicadamente en mi mejilla.

-Nada-Solté el aire retenido, hipnotizada por el familiar color de sus ojos. La expresión de Nathaniel era un tanto desconcertada, pero era la verdad, él no debía hacer nada porque aunque sabía que me estaba metiendo en la boca del lobo, ya confiaba ciegamente en él y lo único que temía en estos momentos era que terminara por robarse cada pedazo restante de mi corazón.

-Y así fue como Charles Darwin logró terminar su teoría de la evolución ''El origen de las especies''-El profesor Elric apagó el proyecto, dando por finalizado el documental que estábamos viendo.

Llevábamos viendo este tema desde hace dos semanas y aunque no estuviera del todo aburrido, cansaba un poco.

Dejé caer mi cabeza en la mesa frente a mí. Ayer me había dormido a altas horas de la madrugada debido a que la charla con Nathaniel estaba, digámosle, interesante. Habíamos estado saliendo desde hace varios días. Y la mayoría de las noches él llegaba a mi casa por la ventana y se quedaba a dormir conmigo. A este punto no sabía que éramos, ninguno de los dos habíamos definido algo. Me encantaba estar con él, últimamente era algo más abierto conmigo y había presenciado varias facetas de él, así que por el momento no le veía la mayor importancia a ponernos una etiqueta, pero no sabía si en unos meses más pensaría lo mismo, aunque tampoco tenía claro si llegaríamos a tal extremo.