CAPÍTULO 16

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Hice un pacto con Ofir. Era una complicidad por así decirlo entre los dos. Me escapaba por las noches cuando el hacia la guardia.

Y en esos minutos que eran escasos Ofir me narraba un cuento diferente todas las noches. Llevábamos cinco días en esa rutina que hacia de mis noches el momento más esperado del día.

Cada vez estábamos más cerca de Rick Vaill. Habíamos tenido unos días tranquilos en los cuales logramos pasar desapercibidos para las Sloper.

Cada vez sentía la esperanza crecer en cada uno de nosotros. Lo que si se nos estaba agotando era la comida.

—Bueno —determinó Ofir acomodándose el uniforme—, ¿Cuál cuento quieres oir esta noche?

—¡Mi favorito! —exclame desde la improvisada silla.

—¿El gato con botas?

—Si ese.

El cuento del gato con botas me gustaba desde niña. Y desde que Ofir empezó a actuar y hacer la mímica de el se había convertido en mi favorito.

La narración demoraba muy poco. Pero yo disfrutaba cada momento.

—¿Y qué tal? —preguntó con voz agitada sentándose a mi lado.

—Cada vez lo haces mejor —agregue mirándolo de reojo—, eres muy bueno para esto.

—Si, creo que hubiese tenido una carrera muy brillante como actor.

Ofir permaneció en silencio. Sabía que en esos instantes recordaba a su familia y eso lo ponía muy triste.

Por eso me aguante las ganas de preguntarle sobre su vida pasad Preferí esperar a que el me tuviese la suficiente confianza para contármelo.

—Creo que ya es hora de que me vaya a dormir —agregue estirando los brazos—, estoy muy cansada, hoy caminamos mucho.

—Yo también estoy cansado. Me duele mucho la espalda.

—Es normal, te pusieron a cargar todos los víveres a ti sólo.

—Si por eso tengo un dolor de espalda y de cuello insoportables.

El tomo su cuello con su mano derecha y lo movió de lado a lado a la vez que hacia una mueca de dolor.

—Auss.

—¿Quieres que te haga un masaje?

Ofir se giró para verme con ambas cejas levantadas.

—Mi papá llegaba muy cansado de la mina. Por eso le hacía un masaje todas las noches antes de dormir.

—Te lo agradecería tanto, en serio que me está doliendo demasiado.

Era algo que debía reclamarle a Jordán. No era justo de que se aprovechará de Ofir colocándole tanta carga encima.

Jordán decía que era uno de los soldados más fuertes que tenia y que por eso debía llevar más. A mi de todas maneras se me hacía injusto.

Me levanté y me arrodille detrás de el. Coloqué ambas manos en sus hombros y con movimientos circulares empecé a clavar la yema de mis dedos en su piel por encima del uniforme. Empecé muy suave para que el se acostumbrara y después lo hice un poco más fuerte.

Ofir no dijo nada, pero sabía que se estaba relajando. Podía notar como los músculos dejaban de estar tan rígidos.

Seguí masajeando hasta que pasado un rato note que su respiración se suavizaba y su cabeza caía suavemente sobre una de mis manos.

Me impulse hacia adelante y comprobé que estaba dormido.
De seguro el cansancio lo habia vencido.

—Ofir despiértate —le dije en voz baja—, debes ir a dormir. Ofir...

Trilogía mañana 1 (INVASIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora