CAPÍTULO 33

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—¿De qué quiere hablar el presidente contigo? —me pregunto Ofir.

—No lo sé, Cebrián no quiso decirme nada.

—¿Cebrián? —interrogó cruzándose de brazos—, ¿has hablado con el?

—Si, el es muy amable. Y el primer día me defendió de un soldado que estaba molestándome.

Ofir soltó un bufido y luego entrelazo mi mano a la suya. Me había sentado en una pequeña silla cerca de el. Él me miró fijamente y luego acaricio con delicadeza mi rostro.

—Es normal que estando en medio de tantos hombres algunos intenten tener algo contigo —añadió tomando mi mentón con su dedo pulgar—, yo soy testigo de lo que causa tu presencia. Me alegra que Cebrián te haya defendido de ese sujeto. Pero ahora qué estoy aquí ya no vas a necesitar quien te defienda. Yo voy a cuidarte siempre.

—Lo se, contigo no necesito a nadie más.

El se acercó a mi para besarme. Apenas y tocó mis labios con los suyos. Me simulaban los besos que yo le daba mientras el dormía. Era apenas un roce suave y tierno que demostraba nuestro cariño.

—¿Hace cuanto que conoces a la familia presidencial?

Quería saber acerca de su pasado con Indira LatHot, para saber a qué atenerme.

—Los conocí en un evento de gobierno, invitaron a mi padre ya que el fue designado como ministro de cultura.

—¿Ministro?

—Si, fue hace más o menos unos dos años. Fue allí cuando conocí a Indira y también a Cebrián. Mí padre era el ministro Joan Evenepool.

—¿Evenepool?

—Sí, soy Ofir Evenepool.

Nuestras manos seguían entrelazadas.

—¿Quieres qué te cuente sobre mi relación con Indira?

—Sólo si lo crees conveniente. Quisiera más bien que me contarás sobre tu vida, quiero saber más de ti.

El soltó mi mano y colocó sus codos sobre sus rodillas, junto sus manos y las alzó a la altura de su mentón. Quizá recordar aquel pasado le hacia mucho daño.

—Hice un curso de enfermería que no alcance a terminar ya que descubrí que la medicina no era lo mío.  Estaba en la universidad estudiando comercio y negocios internacionales. Alternaba esos estudios con clases de actuación y modelaje. Conocí a Indira en esa fiesta y empezamos a salir juntos —contó Ofir sin mirarme—. Tuvimos varias citas y después de un tiempo le pedí que fuera mi novia. Al principio las cosas fueron bien pero luego ella empezó a armar escenas de celos por todo. Me hizo varios escándalos y al ver su lado posesivo me di cuenta de que era un error estar juntos. Terminamos y yo seguí con mi vida, pero Indira siguió insistiendo, y ahora lo sigue haciendo.

Comprendía a Indira, ser la novia de Ofir no debia ser fácil. Siendo el tan atractivo era normal que las chicas se acercarán con otras intenciones. Y sería muy difícil contener los celos frente a una situación así.

Ofir suspiro de manera pesada. Como si aquello que vivió con Indira fuera una carga para el.

—La olvide por completo y la deje atrás. Y no me lo has preguntado pero soy un hombre totalmente soltero.

Esbozó una sonrisa seductora. No le creía que siendo como era, estuviera soltero antes de la invasión.

—¿En serio?

—Si, tenía una que otra chica por allí pero nada serio. Solo éramos amigos y ya. ¿Y tú? ¿Tenías novio? ¿Amigos?

Su mirada no se aparta de mi y hacia que me sintiera cohibida.

Trilogía mañana 1 (INVASIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora