Arabella.
Uno.
Dos.
Tres.
Respiro hondo.
Tomo varias bocanadas de aire, contabilizando los segundos en mi cabeza mareada y angustiada.
La pantalla del teléfono parpadea con insistencia, apagándose en segundos solo para volver a la vida, insistente y agobiante, avisándome de aquellos que me buscan luego de que apresuradamente me escabullí del camerino que los organizadores dispusieron para mí tan amablemente.
Tengo un nudo en la garganta, pero eso no se compara en absoluto con la explosión que siento a punto de detonar en la boca del estómago. Los nervios, al igual que siempre, se asoman por cada poro de mi cuerpo, cada célula de mi sistema siendo un refugio donde se alojan las ganas que tengo de salir corriendo.
Uno.
Dos.
Tres.
Contar no está funcionando, no como por lo general hace. Tal vez no debí aceptar esto, quizá lo mío no son las nuevas oportunidades sino la comodidad que me dan las mismas puertas que reconozco y que me hacen sentir como en casa.
La manija de la puerta del baño se sacude, feroz, colocándome los vellos de punta. Debo salir. Debo dar la cara y enfrentarme a un estadio lleno de personas, como hago cada noche cuando estoy de gira.
Solo que no estoy de gira esta vez, estoy lejos de estar en mi santuario favorito en el que si bien la ansiedad se asoma, es opacada por la emoción que me da saber que mis fans están allí, esperando por mí y por mis canciones. Cantar era un pasatiempo de niña, y se volvió un trabajo que amo desde mis catorce años. Los escenario son mi segundo hogar, aquellos donde la logística de mi equipo remodela todo para hacerlo sentir como en casa.
El lugar donde cantaré hoy no tendrá nada de ello. Los rugidos de afuera me llegan a los oídos recordándome donde estoy. Una gran oportunidad, una gigantesca. Eso dijo mi agente para convencerme de cantar en el medio tiempo del Super Bowl de este año.
Yo.
Arabella Sinclair en el Super Bowl.
Ni es mis sueños más salvajes imaginé que estaría aquí. Ni siquiera veo futbol americano, no me encuentro familiarizada más que con el escenario que escasamente pude recorrer cuando ensayé ayer, notando cada escalón y cada rincón, tan diferente a mi escenario habitual.
La multitud también es diferente a la que regularmente visualizo al cantar. Tal vez algunos me conozcan, pero la gran mayoría probablemente no. Hice un estudio, las estadísticas no son lo mío, pero aún así investigué antes de aceptar, antes de meterme a las garras del lobo que me causan angustia. Mi público es por lo general jóvenes entre quince y adultos de veinticinco años, y sé que eso no es lo que me recibirá al salir.
Las manecillas del reloj en mi muñeca se mueven. Tic tac. Me recuerda que tengo menos de diez minutos para salir de aquí y armarme de valor.
Concéntrate, Aeris, me reprendo. Y casi imagino la dulce voz de mi madre chistándome por estar nerviosa en este gran momento. Los dedos se me envuelven en el reloj y lo muevo, siendo la única prenda a la que me aferro. Ella me lo regaló un año antes de fallecer una semana antes de mi décimo sexto cumpleaños. Desde entonces, solo hemos sido papá y yo, el hombre que cruzó un continente entero para que pudiera impulsar mi carrera, el hombre que lo dejó todo en Londres cuando la oferta de una disquera surgió para mí hace unos años.
El mismo hombre que me envía mensajes constantes, preguntándome dónde me encuentro mientras él trata de localizarme por todo el estadio.
Observo mi reflejo en el espejo del diminuto baño en el que me encuentro. Mis labios rosados brillan por el gloss de coco que no dejo de aplicar porque la suavidad me calma. Las ondas rebeldes que a veces son tan difíciles de domar ahora caen por mi espalda, delicadas y prolijas, debido al alto producto de cabello que mi estilista usó esta vez. Mi cabello negro brilla tanto como mi vestido rojo de lentejuelas diminutas que hacen juego con los tacones altos que siempre uso.
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TACKLE (+18)
RomanceEn el juego de la fama, nunca hay lugar para un desliz, pero en la travesía de la vida es inevitable no tenerlos. Arabella Sinclair se juró que, tras varias rupturas amorosas que terminaron con su rostro siendo objeto de criticas en los tabloides...