CAPITULO 16

15.2K 1.9K 508
                                    

Mason.

Los entrenamientos pretemporada son una completa mierda. Pasar de entrenar en el gimnasio lo normal a sudar el alma en el campo para prepararme para la temporada regular es difícil cada año, sobre todo porque me he acostumbrado tanto a la comodidad que me brinda el gimnasio que cuando los entrenadores del equipo comienzan a mandar a correr durante varias horas, mis músculos me exigen un maldito descanso.

Nunca he deseado tanto sumergirme en una tina llena de hielos como ahora que no siento más que agotamiento y dolor en el cuerpo, queriendo sentir el entumecimiento que me brinda el frío luego de un largo entrenamiento.

Siempre es difícil los primeros días, hasta que llega la segunda semana y no puedo vivir sin el calor de mi cuerpo agotado que empapa el uniforme de sudor. En este punto, luego de cinco horas sin descanso, un suspiro cansado sale de mi boca al tirarme en medio del campo, en una de las carpas dispuestas para que los idiotas que nos entrenan nos vean correr como si nuestra vida dependiera de ello.

Técnicamente lo hace.

Si fallas una temporada, estás fuera. Así son las cosas por aquí. Dar la vida en los entrenamientos y el alma en la temporada regular, luchando por llegar a los PlayOffs. Con suerte, llegas al SuperBowl. Esa es la expectativa del equipo para el próximo año, las grandes ligas, un campo diferente y entrenar para ganar.

—Necesito un trago, un buen trago de lo que sea que me quite el conocimiento y me haga olvidarme de este dolor tan maldito que me rompe los huesos —se queja Paxton, cayendo de culo a mi lado.

Le paso una de las botellas de agua que saco del minirefrigerador que tengo al lado, desconectado, pero lleno de agua fría que los de logística traen cada hora. Paxton no la bebe, se la echa encima, acostándose en la grava con las rodillas dobladas.

Garrett sacude la cabeza cuando le tiendo una de las botellas, cruzándose de brazos como si no tuviese el rostro lleno de sudor y las mejillas coloradas.

—No puedes beber, Pax —le recuerda nuestro compañero, casi burlándose de la mueca en el rostro de Paxton que no lo mira—. Mañana nos harán las pruebas médicas, si te encuentran algo en el sistema, dile adiós a la temporada.

—Una buena dosis de analgésicos para el dolor encontrarán, eso lo puedo jurar. —Paxton lucha por incorporarse, rodeándose las rodillas con los brazos al conseguirlo—. ¿Cómo es que no luces como un maldito muerto viviente, Garrett?

El castaño se ríe, burlándose de ambos.

—Se llama rutina, Pax. No pierdo la costumbre de un entrenamiento riguroso fuera de la temporada y, a diferencia de ustedes, no pierdo el tiempo creando hábitos que me joden el cuerpo y me ponen como un muerto viviente cuando entreno. —Se cruza de brazos—. Me mantengo en forma, verdaderamente en forma.

—Eres un lindo niño de papi que usa el gimnasio como medio de escape, así que no hables —revira Pax, cansado.

Garrett solo ríe, sin importarle ni un poco lo que acaba de decir nuestro compañero. A pesar de que sí, lucimos como la mierda, somos los únicos que realmente hemos terminado todo el entrenamiento, negándonos a tomar descansos para solo irnos rápido de aquí.

Rebusco en el bolso donde tengo mis cosas, ignorando la conversación entre mis compañeros. A Paxton le encanta molestar a Garrett, creyendo que en algún momento perderá los estribos y lo golpeará, así tendría algo que recordarle en algún momento sobre un mal acto suyo. Eso nunca sucede y no por falta de intentos de Garrett.

Una sonrisa me invade la boca al desbloquear el teléfono y ver los mensajes de respuesta de Arabella a los míos de esta mañana.

Arabella Sinclair:

TACKLE (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora