CAPITULO 17

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Arabella.

Los días pasan lentos cuando esperas algo con todas tus fuerzas. En mi caso, las horas se me hacen eternas en medio de ensayos para la gira, las grabaciones del nuevo álbum, el rodaje de mi documental y todo lo que no me deja espacio para mi vida personal.

Amo lo que hago, la música es parte de mí. Sin embargo, en las últimas semanas, el trabajo me ha consumido tanto que tuve que pedirle a Lana que por favor no me programara mas entrevistas o acabaría loca antes de comenzar la gira.

Entre mi tiempo en estudio, las campañas que hago y los ensayos, no he visto mucho a Mason en las últimas semanas. La temporada regular está por comenzar también y sus entrenamientos son cada vez más rigurosos. Con agosto en pleno inicio, el furor en las calles por lo que se viene con el inicio de la temporada de juegos, es cada vez más desafiante.

Mason entrena cada día y, aunque casi siempre me dice que vendrá a verme, no puedo solo aceptar que venga, no cuando su rostro cansado hace juego con su voz agotada al momento en que hacemos videollamada cada día. Hemos tratado de vernos lo más que podemos, pero nuestros horarios no coinciden. Si lo veo dos veces a la semana ya es una victoria. Aún así, él hace que el poco tiempo que pasamos juntos valga la pena, aún si son tan solo unas horas porque él tiene un compromiso que atender o yo.

Es la primera vez que en serio me martiriza lo mucho que me quita dedicarle tanto tiempo a mi carrera. Con mis otras parejas, ni siquiera me importaba no tener tiempo para verlas y es porque una parte de mí no se sentía feliz en esas relaciones. Sin embargo, con Mason, es como si no pudiera tener suficiente y el poco tiempo que pasamos juntos es como recargarme de vida cuando estoy por tirarlo todo.

Así que por eso ignoré las llamadas de Lana durante la última hora y me reporté enferma. Volví a mi excusa de nuestras primeras citas y se siente bien, aún cuando todos en ese estudio saben que no estoy enferma en absoluto y que mis sonrisas tontas a la pantalla de mi teléfono algún nombre en especial han de tener.

Nadie ha hecho preguntas y he atesorado aún más los momentos con Mason, el poco tiempo que hemos tenido juntos en las últimas semanas ha sido realmente nuestro, sin nadie involucrándose para saber más.

Con él, simplemente me nace hacer locuras como dejarlo todo a un lado por un segundo para poder verlo. Me siento como otra persona, o tal vez, como una Arabella del pasado que creía en las buenas relaciones antes de que todo cayera en picada.

No sé que hago justo ahora, lo único que sé es que la sonrisa que tengo en la cara no me la quita nadie. Él tiene gestos lindos conmigo y yo...aunque me pone nerviosa, también quiero tenerlos con él.

—¿Qué es tan importante que no podía esperar a que saliera de la ducha, superstar? —pregunta al contestar a una de mis insistentes llamadas.

Mantengo las manos en el auto, estacionada frente al edificio. Tengo calor con las mil prendas que tengo encima, pero no medí mucho la temperatura o sus repercusiones cuando decidí vaciar gran parte de mi armario en mí, apenas pudiendo caminar. No quiero ser vista, pero quiero ver a Mason, y tiene un evento importante en dos horas, así que con mi viaje mañana temprano, es ahora o nunca mi momento para verlo.

La gorra que me cubre la cabeza mantiene cautivo mi cabello negro por la forma en que lo zambullí por completo bajo ella, sepultándolo.

—Te mandé algo a tu edificio —susurro, como si alguien estuviese escuchándome.

El recinto donde vive Mason es calmado, no veo cámaras cerca y nadie me ha seguido. Aún así, es un sector bastante vigilado de la ciudad así que mantengo mi modo incognito sabiendo lo que puede pasar si alguien me ve.

TACKLE (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora