CAPITULO 33

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Arabella.

Un año.

Ha pasado un largo año lleno de emociones desde la última vez que cada ciudad en este país se pintó de colores, gritos y aclamó el final de una de las épocas más esperadas del año en la vida de muchos estadounidenses.

Hoy es el Super Bowl.

Hoy, hace un año, conocí al hombre que me desordenó la vida y me enseñó las melodías que se deben tocar para acelerar el corazón.

Mi corazón.

Aunque Mason Chapman hizo más que solo acelerarme el corazón. Él me descarriló la vida tan cuadriculada y llena de medios en la que me encontraba envuelta. Él me encendió las ganas de querer vivir de otra manera, sin tanto temor y alejándome de la monotonía.

He pensado mucho en lo que quiero hacer ahora. Y, en todos los escenarios, lo quiero a él conmigo. Tal vez eso es lo que me está impulsando ahora.

Tengo una gira a punto de ser retomada en un par de semanas. Tengo entrevistas a las cuales asistir, ensayos a los cuales enfrentarme y el estreno de la película será en un mes. Mi agenda está tan llena que estoy tratando de aprovechar al máximo los momentos disponibles que tengo en medio de todo el caos que se avecina.

—¡No, escúchame tú a mí! —El grito de Lana llena el camerino, provocando la risa de la mujer que me acompaña, quien aparta los ojos de mí para observar a mi representante—. ¡Si quieres la entrevista será el viernes, no me cambiarás la fecha!

—¿Con quién pelea? —Masy Etthis, una de mis pocas colegas cercanas del medio, me lanza una mirada inquisitiva con esos ojos esmeraldas tan expresivos—. Porque esa persona será su cena esta noche.

Ambas reímos en medio de la furia de Lana, quien, a pesar de su rabia, luce tan impresionante como siempre, taconeando con fuerza contra el piso para concentrar su enfado en cualquier parte que no sea su boca. Un imposible teniendo en cuenta que le está gritando al pobre hombre director de programación de All Star, uno de mis próximos programas a asistir.

—Oh, créeme, se lo merece. Me han cambiado la entrevista unas dos veces ya. Solo por capricho. De hecho, le dije a Lana que la cancelara, aunque ella quiere dejar en claro su punto.

—Arabella no está disponible en ninguna otra fecha. —Lana clava los ojos en mí y niega con la cabeza, notoriamente frustrada.

Le lanzo un beso al aire para que sepa que me da lo mismo esa entrevista. Ellos quieren que mi agente ceda, pero Lana tiene indicaciones estrictas de no hacerlo. El sábado viajaré a Londres con papá a visitar a mis abuelos, no pienso moverlo por una entrevista.

—¡No me interesa! —Lana se lleva las manos a la cabeza, furiosa—. ¿Sabes qué? Olvídate de esa entrevista. Está cancelada y Arabella no pisará ni un solo programa de tu televisora, ¿eso sí está claro para ti?

Le cuelga antes de que el hombre tenga oportunidad de responderle. Sin embargo, su teléfono suena en cuestión de segundos y ella le vuelve a colgar. Entonces nos mira, sonriente.

—Así se acaba una conversación, señoritas. —Apunta a Masy con el teléfono—. ¿Estás lista?

—Nunca. Gracias por estar aquí.

—Oh, vamos. Eve es de mis mejores amigas, claro que estaría aquí acompañando a su representada cuando ella no pudo estar. Sabes que le habría encantado.

—Lo sé. Iré al hospital saliendo de aquí. Quiero conocer a ese pequeño hombrecito que decidió que el día del Super Bowl era su día para nacer. —Masy se acomoda algunos mechones rebeldes de su largo cabello rubio, presionándose el índice en los labios para asegurarse de que el labial rojo se ha secado—. ¿Puedes preguntar cuánto tiempo falta para que salga?

TACKLE (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora