𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧𝐭𝐲 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞

345 41 11
                                    

"Encuentros nocturnos"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Encuentros nocturnos"

Las siguientes semanas, Ana recibió más cartas de Blaise de las que había recibido en los años que lo había conocido. Él y su madre se encontraban de viaje en Ghana, visitando la familia de su abuela y volverían en unas semanas para poder comprar todo lo que necesitaban para el año escolar de Blaise.

Blaise le contaba acerca de la gran casa de sus bisabuelos, y lo cerca que se encontraba del lago Volta, además de lo precioso que era el paisaje de los terrenos planos y a veces elevados que rodeaba la meseta de Ashanti. Asimismo, le contaba acerca de los animales que tuvo el placer de presenciar y hasta le había mandado un par de fotos de cuando lo había hecho. Ahora, Ana tenía una pared dedicada a las fotos que Blaise le enviaba por sus cartas. Ya iban casi veinte.

Por otro lado, ninguno de los dos se había atrevido a hablar del beso que había tomado parte el curso anterior, pero cuando Blaise la invitó a que fueran al callejón Diagon juntos (y bajo la distante vigilancia de sus padres al no estar el mundo mágico en sus momentos más seguros), Ana no pudo evitar recordarlo y se preguntó si aquel sería el momento en que lo discutirían.

El entrenamiento con Berenice Babbling siguió con sus rutinas diarias, en las que Ana pasó todas las mañanas en su casa tratando de poder llegar al control completo de aquella magia lunar dentro suyo. Durante ellos, Ana aprendió mucha nueva información acerca de la magia y finalmente habían logrado ponerle un nombre a todas las cosas extrañas que había podido hacer gracias a su ayuda:

Resurrección.

Aquella había sido la palabra con la que Berenice había definido lo que Ana había hecho dos cursos atrás, con Cedric Diggory. Lo había traído a la vida, y al parecer, podría traerle a otros la misma bendición una vez que supiera controlar su cuerpo y mente. Era algo extraño de pensar, pues la muerte siempre había sido algo definitivo en la vida de Ana. Pero ahora, con la información que de hecho podía hacer algo al respecto acerca del trágico final de todos, Ana sentía un turbulento vacío dentro suyo. Era inquietante. La muerte no parecía ser algo con lo que se debiese jugar a la ligera... pero cómo anhelaba no temerle más al final de la vida.

Y aún así, con el gran deseo de poder ser quien burlara a la muerte y así ayudar a todos a su alrededor a no padecerla, el avance que había tenido esas semanas había sido casi nulo. Por el momento, lo único que lograba hacer era que los dolores de cabeza aumentaran aún más, al igual que el cansancio en su cuerpo.

—No puedo hacerlo —suspiró Ana con desaliento luego de varios minutos bajo la luz de la luna mientras sus ojos estaban cerrados por la concentración.

Aquel martes, Ana había ido a la casa Babbling a las altas horas de la noche —doce de la noche—, ya que Berenice Babbling le había insistido que bajo la plateada luz de la luna su magia sería más fácil de controlar. No obstante, el desaliento era más fácil dejarlo descontrolado.

Hidden → Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora