𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧𝐭𝐲 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧

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"Cuando la muerte llama"

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"Cuando la muerte llama"

El lunes por la mañana, luego de que la noche anterior todos los de sexto de Gryffindor tuvieran que quedarse hasta tarde limpiando la sala común como se había establecido el curso anterior por idea de Ana, ella misma se encontraba en la biblioteca dando cabezazos cada cinco segundos por el sueño.

Por fortuna, la señora Pince no la había echado o prohibido la entrada a la biblioteca aún, y como debía evitar siquiera ser vista cerca de Blaise, ahora estaba a punto de terminar un ensayo de Encantamientos, el cual debería tener finalizado para el día siguiente.

Berenice Babbling aún no le había enviado su respuesta, pero Ana no estaba tan preocupada ya que recién la mañana anterior le había mandado una lechuza y tenía la pequeña sospecha de que la mujer siempre se tomaba su tiempo para responder. De todos modos, esa semana se le haría imposible encontrar un tiempo de reposo si quería estar al día con sus deberes, por lo que no hubiese podido darse el tiempo de practicar con su magia.

Estaba a punto de cabecear de nuevo, con la punta de su lapicera corriendo por su pergamino en vez de escribir la efectividad de los hechizos no verbales, cuando un libro cayó al lado de su cabeza y sobre la mesa, sobresaltándola.

Con el corazón en la boca se giró hacia quien la había asustado y notó que Hannah Abbott la miraba con pena y vergüenza.

—Lo siento, Ana. No pensé que haría tanto ruido...

El flequillo de Hannah había crecido durante el verano, este ya no le tapaba la frente, sino que rodeaba su rostro; su piel estaba más pálida que antes, sus pómulos estaban más marcados como si hubieran perdido el peso y había grandes ojeras bajo sus ojos verdes.

—No pasa nada, no tuve que haber estado durmiendo... —dijo Ana e hizo espacio para que la chica pudiera acomodar su propia silla.

Después de que Hannah se sentara y sacara su pluma y un pergamino, ambas se sucumbieron a un silencio tranquilo mientras dedicaban su concentración en los deberes frente suyo. El silencio de las plumas moviéndose y de las páginas siendo dadas vuelta fue lo único que Ana se permitió oír, hasta que media hora más tarde, Hannah le habló en un susurro.

—Oye, Ana... ¿este año seguiremos con las reuniones de p.e.d.d.o.? Siendo que estamos en un momento problemático, pienso que nuestro trabajo es muy importante... ¿no?

Ana dejó su lapicera a un lado y masajeó su piel, ahora azul, mientras le contestaba.

—Yo creo que sí, seguiremos. Pero por el bien de todos, será mejor que tengamos una pausa hasta que organicemos muy bien nuestros horarios... Es decir, solo va una semana de clases y estamos ahogados en deberes...

—No, tienes toda la razón —una mueca se formó en los labios de Hannah—. Apenas puedo dormir; los exámenes no serán hasta el año que viene pero ya me duele el estómago de tan solo pensar en ellos.

Hidden → Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora