𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧

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¿Puede alguien apuntarme el camino?

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¿Puede alguien apuntarme el camino?

Luego del banquete, en donde anteriormente el director Dumbledore —quien tenía la barba blanca más larga que Ana hubiese visto— había dicho su discurso invitándolos a aquel nuevo curso, advirtiéndoles acerca de los dementores y presentando a los dos nuevos profesores, Remus en Defensa Contra las Artes Oscuras y Hagrid en Cuidado de Criaturas Mágicas, Hermione le dijo a Ana que la profesora McGonagall había pedido la presencia de ambas luego de que terminaran de comer. Y Ana estaba completamente nerviosa.

—¿Hice algo mal? Tal vez se dio cuenta de que no presté atención en lo absoluto —lloriqueó ella mientras caminaba junto Hermione que la miraba incrédula.

—No creo que hayamos hecho nada malo, Ana. Recién hemos llegado...

Y aunque Hermione le asegurara a Ana que no habían hecho nada malo, cuando llegaron frente de la profesora McGonagall, Ana sintió cómo su corazón se salía de su boca. Sin embargo, la mujer al notarlas, les sonrió.

—Gracias, señorita Granger por avisarle a Abaroa —la mujer se giró a Ana que podía sentir sus palmas transpiradas juntarse entre sí—. Espero que esté comenzando a sentirse en casa, señorita Abaroa.

—Estoy un poco nerviosa, no voy a mentir —confesó ella y la profesora asintió lentamente antes de levantarse de su asiento.

—Acompáñenme a mi despacho, es necesario que les hable acerca de sus horarios.

Ah, pensó Ana, era solamente acerca del horario del infierno que tendré.

Las dos acompañaron a la mayor y enseguida se encontraron caminando por los pasillos, subiendo escaleras y finalmente llegaron a la oficina, que era lo más normal que Ana había visto en todo ese día. Las dos niñas se sentaron frente el escritorio de la profesora, quien les había dado una señal para que lo hicieran, y ella misma rodeó el mueble y se sentó en frente de ellas.

—Iré directo al grano, señoritas. He visto que sus horarios son muy poco accesibles. Usted, Granger con todas las clases que ha seleccionado y Abaroa con dar tres años en uno será una tarea agotadora así que he optado por tenderles una solución para que este año no sea tan... imposible.

La profesora McGonagall abrió uno de los cajones de su escritorio y con cuidado sacó un colgante bastante curioso en los ojos de Ana. Era un colgante con un gran dije circular que parecía estar creado para que pudiese rotar sin dificultad y en el medio de todo eso había un pequeño reloj de arena. Antes de que alguna de las dos pudiese preguntar qué era tal artefacto, la mujer se adelantó.

—Este poderoso artefacto se llama Giratiempo y lo que hace es hacer que el usuario viaje en el tiempo, más específicamente que viaje máximo cinco horas al pasado —la mujer se aclaró la garganta al ver el rostro de pura emoción de las dos estudiantes pero volvió a mirarlas con advertencia—. Este artefacto al ser muy delicado y poderoso ha de ser usado con extremo cuidado y siguiendo estrictamente una serie de reglas. El Ministerio me ha dejado entregárselo a ambas luego de asegurarnos de que eran merecedoras de usarlo para propósitos académicos, y solo eso, se decidió que lo tendrían con la condición que no le digan a nadie y sean muy cuidadosas con su uso.

Hidden → Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora