𝐟𝐢𝐟𝐭𝐲 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

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"Prueba y error"

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"Prueba y error"

Fue una mañana extraña para Ana. Al no poder concentrarse en las clases del día, después de cada una se llevó tarea extra por no haber tenido éxito durante las mismas. Pero parte de ella misma se preguntaba sí alguien podía culparla; estaba a punto de contarle absolutamente todo a Blaise Zabini. ¿Quién no se sentiría nervioso en sus zapatos?

Luego de preguntarle a Blaise en la lechucería si podía ayudarla, y luego de que él aceptara con la idea de juntarse aquella misma tarde en el escondite de siempre, Ana había perdido la noción del presente. Una sensación desconocida recorría su cuerpo y no podía ponerle un nombre aunque pensara con todo su ser; era una mezcla entre pánico y alivio, entre determinación y duda. Sabía que Blaise y ella eran amigos, pero aún así no sabía si estaba preparada para ponerlo al tanto de todo lo que había estado sucediendo con ella.

No obstante, tal vez aquella sería la cura de su locura.

Cuando llegó en frente de la estatua que escondía la entrada al pequeño escondite que ella y Blaise habían usado los últimos tres años, Ana se detuvo en seco y apoyó una mano sobre el mármol blanco de la figura estática, de ojos distantes, fríos y completamente pintados. ¿Y si Blaise se arrepentía?

No sería la primera vez que su mundo alejaba a otra persona.

Antes de que sus pensamientos lograran hundirla más, la cabeza de Blaise se asomó por el angosto espacio entre la pared y la estatua.

—Ah, ya has llegado. Ven, entra.

Sin poder tomar un respiro, Ana se adentró al escondite con el corazón en la garganta y la cobardía entre sus patas. ¿Por qué había creído que aquello sería una buena idea? El pensamiento de que podría estar descansando en su cama mientras sus secretos estaban bien guardados en lo más profundo de su cabeza hizo que se arrepintiera aún más. No obstante, cuando Blaise le indicó que se sentara frente a él, le hizo caso.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos, el ruido de la lluvia fue lo único que se escuchaba en aquel pequeño escondite, y los ojos de Ana estaban fijos y a la vez distantes en la lluvia que golpeaba contra el cristal de una de las ventanas. Fue solamente cuando Blaise se cansó de esperar a que Ana diera el primer paso, que suspiró y habló.

—Hoy a la mañana me has dicho que te ayudara en algo, ¿en qué necesitas ayuda?

Ana entrelazó sus dedos y bajó su mirada para que él no pudiese verla a los ojos.

—Bueno... mira... si después de esto no... no quieres ayudar... Es decir... es un poco demasiado... te entendería por completo si te niegas...

Blaise se cruzó de brazos, para nada impresionado por el súbito arrepentimiento de Ana.

—Antes de retractarte, ¿por qué no me dices exactamente en qué te tengo que ayudar? —sugirió él, ceja encarada y tono punzante. Luego de diez segundos añadió:—. Pero solo si quieres. Ah, espera, casi me olvido.

Hidden → Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora