Episodio 2

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Cuando Valentina y su hermano se fueron, Juliana corrió emocionada para abrazar a su amigo Nico pues estaba muy feliz. Volver a ver a la hermosa ojiazul era como un sueño hecho realidad, por eso las mariposas aleteaban enloquecidas en su estómago.

- ¿A ti qué te pasa? - preguntó el joven sorprendido de su efusividad.

- Era ella, era Valentina - respondió con una sonrisa enorme cortaron el contacto.

- ¿La chica del Metro? - asintió - Qué casualidad.

- ¡Sí! Y vamos a ir a tomar un café - volvió a abrazarlo y besó su mejilla sonoramente.

- ¡Eso! ¡Por fin! - bromeó carcajeándose - Ya empezaba a preocuparme por tu falta de acción amorosa. ¿Cuándo se van a ver?

- No tenemos fecha específica porque la invité y me dijo quehoy estaba ocupada, pero se quedó con mi número de móvil para escribirme - comentó sonriente - y guardó mi contacto con el nombre de Juls - su corazón estaba muy emocionado y latía muy rápido.

- Me alegra mucho por ti, creo que te vas a enamorar perdidamente de esa chica, traes una cara de tonta mucho peor que la acostumbrada - Juliana sabía que su amigo tenía razón, dos miradas más de los ojos de Valentina y caería rendida a sus pies si es que ya no lo había hecho. Entre risas y bromas inocentes regresaron al trabajo y pasaron el resto de la tarde terminando las reparaciones en un par de coches que debían entregar al día siguiente.

Cuando la morena llegó a su casa, tomó una ducha y se preparó una pasta para cenar. No pudo evitar empezar a soñar despierta con la ojiazul, era tan hermosa y dulce, la había visto solo dos veces y la luz de sus ojos parecía atravesarle el alma como un rayo. Sonreía imaginando que pronto podrían encontrarse y saber más de ella, de cómo era su vida, las cosas que le gustaban, vería nuevamente su sonrisa y escucharía el bello tono de su voz. Solo con pensar en ello se sentía nerviosa, pero muy feliz y emocionada.

Otra que soñaba despierta era la ojiazul, después de pasar todo el día estudiando en la biblioteca volvió a su casa y se encerró en su habitación. Organizó algunas cosas que necesitaba para sus clases del día siguiente e intentó ver un poco de televisión para despejar la mente, pero no lo logró porque cierta morena empezó a rondar en su cabeza. Pensaba en ella, en sus ojitos tiernos y en ese brillo especial de su sonrisa. Era la primera vez que se sentía así con alguien, su cuerpo hormigueaba ante la sola idea de volver a verla, se sonrojaba y suspiraba como una tonta. Es tan linda, pensó, y recordó ese instante en que sus dedos se rozaron cuando se conocieron y el vuelco en su corazón volvió a repetirse. Tenía la sensación de que la conocía de otra vida, otro universo u otro plano, como si la hubiese soñado desde antes de que apareciera.

- ¿Puedo pasar? - preguntó su hermano desde la puerta.

- Claro, pasa - respondió sonriente.- ¿Qué haces? - se lanzó a la cama sonriente.

- Estaba viendo la tele, pero me aburrió. Y tú, ¿ya hablaste con papá de la universidad? - asintió.

- Sí, pero no quiero hablar de ello. Me tuve que aguantar su sermón sobre la responsabilidad y madurar y todo eso - explicó - Mejor cuéntame cómo es eso de que Juliana es la chica del Metro.

- Pues no sé, es cosa del destino supongo - sonrió - Solo la conocí la noche del congreso y ya la vi hoy cuando fuimos a su taller - se alzó de hombros.

- ¿Y te gusta? - preguntó y ella se sonrojó. Obviamente le gustaba y esconderlo resultaba una batalla perdida de antemano, si pudiera mentir con los labios sus ojos la delatarían con el brillo que aparecía en ellos al escuchar o decir su nombre.

- Pues es linda, muy simpática y dulce - reconoció - Me invitó a tomar un café - el joven abrió sus ojos con cierta emoción - Pero ya había quedado para estudiar con Ivana, entonces me dio su numero para que le escribiera y poder quedar.

Sueño de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora