Valentina no dejaba de practicar danza, todos los días sacaba al menos una hora de su tiempo para hacerlo, a escondidas en su habitación, era algo que solo sabían su hermana y su novia que se había convertido en algo así como su porra personal. La animaba cada día a no dejar de intentarlo y le habilitó un espacio en su pequeño piso para que cuando estuviera allí, los fines de semana, pudiera continuar sus ejercicios. También se permitía ayudarla en busca de escuelas de baile profesional donde ella pudiese aprender más sobre pasión, el talento lo tenía, nació con ello, solo necesitaba lineamientos, técnicas, un experto que la guiara y Juliana estaba segura de que lo conseguirían pronto. Mientras tanto su noviazgo seguía de maravillas, cada día mejor, poco y nada les importaban los comentarios malintencionados o quienes se opusieran a su amor. Se amaban y con eso bastaba para sentirse plenas.
La joven mecánica tenía una lucha interna entre contarle o no a Valentina lo ocurrido con su padre, no deseaba herirla o verla sufrir, pero por otro lado no resultaba sano ocultarle algo tan grave. Su relación no merecía eso, su amor era demasiado lindo y tierno para cargar con eso peso. Las palabras de su amigo Nico, cuando le contó de la visita del señor Carvajal, terminaron por convencerla.
- Imagínate que todo fuese al revés, tú querrías que ella confiara en ti y fuera honesta – le dijo el joven.
- Será muy duro, quiero decir, es su padre intentando sacarme de su vida de la manera más horrible posible: comprando mis sentimientos hacia ella – contestó algo compungida.
- Precisamente por la gravedad de los hechos es que debe saberlo. Si ese señor fue capaz de venir hasta aquí y proponerte algo como eso es porque está dispuesto a todo y ustedes deben estar listas para todas las cosas maquiavélicas que pueden ocurrírseles – explicó y ahí supo que era muy necesario que Valentina estuviese al tanto, se trataba de una guerra y la única forma en que saldrían triunfadoras es si ambas se mantenían en la misma página.
- Tienes razón, debo decirle toda la verdad...
Aprovechó que esa tarde se fueron a pasear por el parque para hablar respecto a ese tema, estaban sentadas en el césped, de frente, con sus piernas entre cruzadas y mirándose a los ojos como siempre lo hacían.
- Me encanta estar así contigo, es perfecto – confesó la ojiazul rozando sus narices.
- Muy perfecto, todavía no me creo que estés conmigo, cielo – respondió sonriente – Hay algo de lo que quiero hablarte, pero debes prometerme una cosa.
- ¿Qué? – preguntó con media sonrisa.
- Que no te vas a poner mal, ¿lo prometes? – le ofreció el meñique como señal de promesa.
- Me estás asustando, amor – buscó sus ojos marrones y aceptó su meñique – Lo prometo – dijo con voz suave.
- Quiero que sepas que si te digo esto es porque no quiero secretos entre nosotras, nuestra relación debe basarse en el amor y la honestidad. ¿Te acuerdas la semana pasada me preguntaste porque estuve tan callada y rara? – asintió – Es porque tu papá estuvo en el taller – la castaña se sorprendió – en principio yo pensé que era un cliente, pero luego se presentó y dijo que quería conocerme. Así que le ofrecí mi mano y le dije mi nombre, no la aceptó y me dijo que no había ido a socializar sino a hacerme una propuesta, que el sabía que tenía muchas deudas en el taller y que él podría ayudarme con eso – por un instante Valentina sonrió pensando que eran buenas noticias, pero los ojos de vergüenza de su novia la sacaron de su burbuja – Me propuso que me alejara de ti y me entregó un cheque en blanco para que pusiera un precio, el que quisiera, estaba dispuesto a pagarlo solo para sacarme de tu vida – la tristeza se instaló en su pecho y sintió una fuerte punzada a la vez que sus ojos se llenaban de lágrimas.
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Sueño de Amor
FanfictionDos almas que se enamoran perdidamente y nos enseñan que el amor siempre es más fuerte.