Episodio 4

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Ese beso lo fue todo, una mezcla perfecta entre dulzura, inocencia y amor. Sí, amor. Ellas ya lo sabían, lo sentían en el rincón más profundo de sus corazones. Bastaba con mirarse a los ojos para entenderlo, estaban sobrepasadas ante la fuerza de aquellas mariposas aleteando y de aquellos sentimientos tan nuevos que daban miedo. Cuando sus labios se separaron solo pudieron sonreír pues las palabras se quedaron atoradas entre los latidos embravecidos que martillaban sus pechos y la emoción de saberse correspondidas, sus ojos dijeron lo que no pudieron vocalizar y el roce de sus manos confirmaba que allí empezaba una historia de amor que terminaría en un para siempre.

Mientras estaba en su cama, Valentina sentía que explotaría de tanta emoción contenida, se sonreía, suspiraba, se acostaba, se volvía a sentar, su cuerpo vibraba y sus labios hormigueaban pensando en ese contacto fugaz e impecable con los de Juliana. Su corazón iba más rápido que un coche de formula uno pilotado por Fernando Alonso y de sus ojos parecían brotar corazones rojos cual caricatura de Bugs Bunny al ver a Lola. Cubrió su rostro con ambas manos y volvió a suspirar tocando sus labios y cerrando sus ojos.

- Estoy enamorada – pensó. Entonces, el sonido de un mensaje de texto en su móvil la sorprendió.

- No puedo dejar de pensar en ti, me robas el sueño – escribió Juliana. La ojiazul se quedó mirando la pantalla embobada y con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. Cuando estuvo a punto de responder la llegada de su hermana la interrumpió.

- ¿Qué haces, sis? – preguntó lanzándose a la cama, Valentina solo se alzó de hombros – No me mientas, traes cara de que andas flotando entre nubes – ambas rieron levemente.

- Te cuento solo si me prometes no decirle a nadie – asintió – Juls y yo nos besamos – confesó con emoción y su hermana pegó un salto de alegría.

- ¡Quiero detalles! – pidió mientras aplaudía como si se tratase de un espectáculo de teatro o algo así.

- Baja la voz, por favor, que vas a despertar a todos en casa y no son horas – la joven se calmó.

- Cuéntame todo, por favor – dijo esta vez en un susurro burlándose de su hermana.

- Que insoportable eres, de verdad – se quejó y la vio reírse nuevamente – Vino a buscarme hoy por la tarde, fuimos a la barbacoa, nos divertimos un montón, sus amigos con geniales y muy simpáticos, cantamos en el karaoke, bailamos un rato, hablamos de la universidad, nos tomamos una cerveza y me acompañó a casa – hizo una pausa, suspiró, y su hermana le hizo un gesto para que continuara – Me preguntó si estaba interesada en ser algo más que amigas – Ivanna abrió sus ojos – y le dije que me gustaba mucho y nos besamos – escondió su carita sonrojada entre su almohada a la vez que el eco del grito emocionado de su hermana hacía eco en la habitación.

- ¡Por fin! – festejó la más joven – Al fin una cuñada que valga la pena.

- No seas así Ivanna – reprochó la ojiazul.

- Solo digo la verdad, y lo sabes, Fede no quiere a esa chica. La única razón por la que está con ella es por costumbre y para que papá lo deje en paz – comentó y llevaba razón. El joven lejos de estar enamorado se encontraba envuelto en una especie de costumbre, su verdadero amor eran las carreras de coches.

- Eso solo puede decirlo él, no podemos meternos ahí – asintió.

- Aquí lo importante es que estoy feliz por ti – se acercó para apretarla - ¿Qué se siente tener novia?

- No lo sé porque no tengo una, solo nos besamos y ya no dijimos nada – se alzó de hombro.

- No seas tonta, después del primer beso ya son novias, las lesbianas son así – explicó – No es como que te vaya a pedir ser novias o algo, se gustan, se besan y pum.

Sueño de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora