Episodio 13

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Dos días después de la discusión con su esposo, Isabella decidió tratar el tema con su abogado y asesor de confianza, Gustavo Santorini.

- ¿Estás segura de lo que quieres hacer? – negó notablemente compungida.

- No tengo nada cierto, lo único que quiero conocer son las opciones para mí y mis hijos – explicó - ¿Qué puede pasar si solicito el divorcio?

- Conociendo a Vicente estoy seguro de que querrá una separación y división de bienes justa y silenciosa. Para él lo más importante es mantener su reputación – respondió.

- ¿Y si no fuera así? – preguntó – Si quisiera alargar el proceso, ¿habría algún peligro para mis hijos y para mí?

- Empiezo a preocuparme, ¿hay algo que deba saber? ¿Violencia domestica o algo más delicado? – negó nuevamente – Sabes que soy una tumba, puedes confiar en mí.

- No, te prometo, que no es eso – suspiró – Vicente no quiere aceptar que a Valentina le gustan las chicas, intentó extorsionar a su novia ofreciéndole dinero para que se alejara de ella – el abogado abrió sus ojos con sorpresa – Eso y muchas cosas más.

- Eso es un delito, Isabella, si la joven lo denuncia podría ir a dar a la cárcel – advirtió.

- No creo que Juliana haga algo como eso, pero como entenderás la situación es insostenible. Las cosas con mis hijos son cada vez peor, no están felices, no pueden hacer lo que les gusta, lo que disfrutan. Le tienen miedo, Gustavo, no confían en él, solo le obedecen para evitar enfrentamientos – no pudo contener en profundo suspiro que salió de sus adentros.

- Siento mucho que estés en esta posición, de verdad – la miró con empatía – Si decide pelear en los tribunales no tiene muchos argumentos, eres una mujer ejemplar, lograremos obtener la parte de la fortuna que te corresponde y tus hijos también. La única diferencia será el tiempo del proceso, sin embargo, eso no debería afectarte en nada.

- Me dejas más tranquila – dijo con alivio.

- De igual manera, te sugiero buscar otra manera. Vicente puede ser difícil, pero te ama y a tus hijos también – comentó – Hay muchas herramientas, terapia, una separación temporal, todos merecemos una segunda oportunidad.

- El problema es que no sé si él quiera esa oportunidad, peor aún no cree que algo esté mal y así no hay nada que valga – la tristeza era inmensa para ella, años de su vida dedicados a su familia y su marido parecían irse por la borda.

Vicente por su lado se sentía perdido, era la primera vez que estaba contra las cuerdas y sin opciones. ¿Qué debía hacer? Su familia era todo para él, sin ellos no tendría sentido nada, los amaba a su manera. Nunca es fácil aceptar que uno se ha equivocado, tan mal iban las cosas que había vuelto a fumar para lidiar con la ansiedad y no podía dormir. El insomnio lo machacaba y no dejaba de pensar en la discusión con su esposa y la posibilidad de perderla para siempre, su realidad es que no podría seguir sin ella. Era el momento para poner en una balanza si elegirlos a ellos o preocuparse por el qué dirán los demás. Empezó a pensaren el pasado, en la alegría que embargó su corazón con el nacimiento de sus hijos y lo bonito que fue verlos crecer e ir descubriendo el mundo.

- No puedo perderlos – se repetía una y otra vez. Necesitaba una segunda oportunidad, pero cómo lidiar con esas creencias con que había sido criado, cómo acallar sus voces internas y esos miedos de lo incierto que pudiera resultar el futuro de su hija, el temor de que Fede tuviera un accidente en alguna carrera. Se preguntaba cómo impedir que le hicieran daño, el prejuicio y la discriminación eran mucha y ni hablar de los peligros de ser piloto profesional. Se encontraba en una situación complicada, tenía que aprender que los padres y su protección llegan solo hasta un punto, el resto del camino lo determinan las decisiones de sus hijos y a partir de allí su función es acompañar y ayudar a levantar las veces que haga falta.

Sueño de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora