Sueño de Amor

Episodio 7

- ¿Cómo van las clases de biología? – preguntó su padre a Valentina, le había pedido a su hija que se tomaran un café fuera de casa.

- Muy bien, la única asignatura que se me ha complicado es anatomía. El resto todo bajo control – respondió – voy a cerrar el semestre muy bien y con excelentes calificaciones.

- Eso es una gran noticia, estoy orgulloso de ti – comentó con media sonrisa – Este fin de semana es la final del torneo de pádel, espero que puedas estar presente, asistirán los Paterson. Me gustaría que aproveches para conocer a su hijo mayor, Jorge, es un gran partido – su hija suspiró con pesadez.

- Papá no empieces – trato de mantener la calma para no llamar la atención de los presentes en el establecimiento – Ya te dije que no pienso salir con ningún chico, tengo novia y se llama Juliana. Estoy muy enamorada y feliz con ella, te exijo que respetes eso, no voy a permitir que continues pasando por encima de mis decisiones. Te estoy complaciendo con el tema de la universidad, pero no pienso faltar a mi esencia.

- Valentina, por favor, basta con eso – pidió con cierta molestia – Llevas meses con esta situación y mientras más se extienda será peor, conoce a este chico y no dejes que la tal Juliana te coma la cabeza. A ti no te gustan las mujeres, ya tuviste novios cuando eras adolescente...

- ¿De dónde sacas esas tonterías? – lo interrumpió indignada – Ni Juliana ni nadie me está comiendo la cabeza, a mí me gusta Juliana y la amo, estamos felices con lo que tenemos. Así que no cuentes conmigo en esta locura de salir con un hombre. ¡Basta! No termines de alejarme de ti, mira que me estás orillando a hacerlo – se puso de pie y salió del lugar como alma que lleva el diablo. Se sentía frustrada, con ganas de llorar y gritar, resultaba increíble que su padre siguiera insistiendo con esa estupidez.

El señor Carvajal era de esas personas que se creen dueños del mundo, piensan que por su posición económica y prestigio son superiores a los demás, miran al resto por encima del hombro y dan por sentado que merecen respeto y adulación por parte de quienes le rodean. Nada más alejado de la realidad que eso porque al final de cuentas todos somos iguales, mismos derechos, mismos deberes, mismos riesgos de contraer enfermedades. Así es como funciona el mundo, muchas veces tienes la cuenta repleta de dinero en el banco, pero un familiar necesita un órgano y muere a causa de ello. Sus hijos pensaban y veían todo desde otra perspectiva, a través de la visión que su madre les había inculcado, tenían claro que todos valemos por lo que llevamos dentro, no por vestir de marca o viajar en un coche ultimo modelo somos mejores o más inteligentes. La grandeza del ser radica en su humanidad, en esa capacidad de hacer el bien sin mirar a quién, de regalar sonrisas, de ayudar a otros a lograr sus sueños.

Isabella, sin duda alguna, había hecho un trabajo maravilloso. Fede, Ivana y Valentina eran increíbles personas, siempre pensando en los demás y viendo sus virtudes más allá de las clases sociales. Poseían una calidad humana de otro nivel, probablemente, por eso se aprovechaba su padre para exigirles, muchas veces, sobre todo a la ojiazul, más de lo que podían. A ella la veía como una extensión de sí mismo ya que con su hijo mayor no pudo, el joven se reveló antes sus deseos de manejar su vida cual marioneta, quería que siguiera sus pasos en la medicina y, al retirarse, podría dejar su amada clínica en sus manos. Desde pequeña la programó para eso, ser médico, y la alejo de todo aquello que él consideraba una distracción. Sus días de niñez y adolescencia transcurrieron dedicados a obtener las mejores calificaciones posibles para llegar a ser admitida en la facultad de Medicina, pocas horas de diversión, juegos u otro tipo de actividades.

Ahora, a sus 19 años, entendía que tenía el derecho a perseguir su verdadero sueño: ser bailarina. Era algo que llevaba en la sangre, que la hacía sentir viva, que disfrutaba más que nada. Las primeras técnicas las aprendió con una profesora de baile que la instruyo por 2 años, cuando tenía 6, el resto lo había adquirido con el paso del tiempo y de manera autodidacta. Así que parte de su deseo era formar parte de una escuela de danza donde pudiera perfeccionar sus movimientos y prepararse a fondo para poder bailar a nivel profesional. Eso la movía a realizar audiciones, de forma secreta, en busca de ser aceptada en uno de esos lugares. Hasta este momento no lo había logrado, pero estaba segura de que llegaría.