Episodio 18

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Parece un cliché, pero es una verdad tan grande como la copa de un pino, el amor es el motivo más bonito que puede existir y toda lo que Juliana empezaba a construir era prueba de ello. Siempre fue una chica honesta y muy trabajadora, eso sin duda, pero la llegada de su ojiazul marcó un antes y un después en su vida, estaba en ese punto en que podía acariciar sus metas y atreverse a soñar con más y más. Se sentía plena, feliz, había encontrado su lugar en el mundo: junto a su Val. Por eso aquel día era tan especial, su primer aniversario, festejaban un año repleto de amor, respeto, admiración y apoyo incondicional. Dice meses desde que se atrevieron a tomarse de la mano y andar el resto del camino juntos, era tiempo que no cambiarían por nada ni nadie. Era un sueño de amor del que no querían despertar.

- Esa sonrisa te hace ver mucho más tonta de lo que eres, te lo digo en serio – su amigo Nico se mofaba de la morena mientras realizaban los últimos ajustes en la instalación del nuevo motor en el coche de Fede que ya se preparaba para su primera carrera en una competición oficial del circuito semi profesional.

- Puedes burlarte cuanto quieras, es un día tan lindo que no lo podrás arruinar por más que te esfuerces – comentó ella sonriente.

- Te salen corazoncitos flotadores cuando abres la boca y traes mirada de anuncio de perfume de Carolina Herrera – ambos rieron - ¿Qué harán esta noche? – preguntó.

- Val me prohibió hacer planes, me dijo que tenía una sorpresa preparada y que solo debía estar lista a las 9 porque alguien pasaría por mí – explicó.

- Eso suena interesante – habló con tono de picardía - ¿Sigues con la idea que me comentaste hace unas semanas? – ella asintió.

- Estaba teniendo muchas dudas al respecto, la verdad, pero al final es algo que quiero hacer y pues si ella no está lista lo entenderé... - el hormigueo en su estomago era la muestra de su nerviosismo.

- Me parece muy bien, igual ella pasa más tiempo en tu apartamento que en la mansión, la lógica es que ya convivan a tiempo completo – se alzó de hombros recalcando la obviedad del caso.

- Espero que ella piense lo mismo y no crea que soy una lesbiana de esas intensas que a las primeras de cambio quiere casarse y tener hijos... - respondió.

- ¿Y no es así? – la morena negó con la cabeza - ¿A quién quieres engañar? Si fuera por ti ya estarían casadas, con dos hijos y una mascota – ella sonrió, negarlo lo tenía sentido alguno – Es que eres una intensa de nivel superior.

- Es que no lo entiendes, lo que siento yo por Valentina es amor del bueno, del más profundo, todo lo que quiero es despertar a su lado, dormir junto a ella, abrazarla toda la noche y contemplar la belleza de su rostro dormido... los hijos hasta el siguiente aniversario – los dos se carcajearon por la broma - Es que no te haces una idea de cómo amo a esa mujer – confesó.

- Estás lo que le sigue a enamorada -se sonrió – Estoy segura de que Valentina aceptará tu propuesta – comentó el joven.

La realidad es que para Juliana no existía nada comparable con su amor por la ojiazul, era su oxígeno, su motor, una especie de fuente de energía inagotable, que la movía a ser su mejor versión, a sonreír, que la llenaba de fuerza para enfrentar cualquier cosa sin importar lo difícil o complicado que pudiera ser. No negaría que tenía miedo de que su propuesta fuese un tanto apresurada, después de todo ambas eran muy jóvenes, que algo como eso provocara una reacción contraria en la castaña. Pero valía la pena el riesgo si la recompensa pudiese ser un sí a dar el siguiente paso en su relación.

El resto del día en el taller estuvo lleno de trabajo, sin embargo, la dueña estaba más fresca que una lechuga gracias a lo que ella misma llamaba "el efecto Valentina". Era esa sensación, bonita por demás, de saber que le aguardaba una velada hermosa con su persona favorita en el mundo.

Sueño de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora