Capítulo 14

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Ian.

Creo que mentalizamos más nuestra propia muerte, que la muerte de tus seres queridos. Por más que digan estar preparado, no lo estás y es imposible estarlo cuando se trata de una persona que ha estado a tu lado siempre

Mi padre lleva más de una hora encerrado con Leonardo. Sabía que vendría, él amaba a la abuela y aunque Esmeralda era dura, también lo echaba de menos.

Era su hijo.

Me termino el trago que Jordan me ha servido y recibo el segundo.

—Lo único que admiro de los americanos es el Bourbon.

—Tenemos una bodega llena, te regalaré unos cuantos.

Se ubica a mi lado y siento su mirada sin la necesidad de girarme.

—¿Y cuando le metemos una bala en el culo a ese rubio? —señala a Nicholas que está a unos metros en el jardín, charlando con Nathalie. —Lo odio.

—No eres el único.

Se endereza.

—Tambien a tu tío, es un puto traidor.

—Lo era, ya no.

Se gira.

—¿Y cómo estás tan seguro? —se bebe el trago. —¿Ya lo comprobaste?

—¿Y tú? ¿Ya comprobaste que lo sigue siendo?

No aparto la mirada y él tampoco lo hace, hasta que la persona que se acerca, llama mi atención.

—¿Ian?

La delicada voz de Rose se hace presente en mis oídos y a pesar de que su padre está a unos metros, se acercó para saludarme. Jordan se hace a un lado, pero no se va lejos, se queda cerca.

—Hola.

Da un paso más hasta rodearme la cintura con los brazos y yo correspondo con un rodeando su pequeño cuerpo. Es más baja que yo y puedo ver perfectamente su cabellera rubia de raíz.

—Lo siento tanto.

—Gracias.

Se aleja.

—Estaba pensando en que podríamos…

—¡Quítale las manos de encima! —brama Nicholas Prince. —¡No vuelvas a tocar a mi hija!

Me río.

—¿O si no, qué?

Jordan da un paso al frente, listo para defender, a pesar de que sabe que no lo necesito, no con Nicholas.

—¿Que no te cansas de joderme? ¿De arrebatarme a las personas que amo? —espeta —¡No te bastó con que la mujer que amaba diera su vida por ti!

Rose se mete entre ambos.

—¡Él era solo un niño, papá!

Nathalie también se acerca.

—¡Ya basta, Nicholas! —lo señala. —No quiero escándalos en mi casa.

—No te quiero cerca de mi hija, no vas a arruinarle la vida. —queda frente mirándome con rabia. —Yo me voy a encargar de eso.

—¿Me estás amenazando? —me burlo. —¿Tú?

Con un movimiento lo llevo contra las escaleras y coloco mi brazo en su cuello.

—Tienes razón, tal vez el que debió morir esa noche era yo y no ella, pero tampoco se te olvide que tú tienes mucha culpa como yo. —le digo —¿O ya se te olvidó que trabajaste para el hombre que secuestró a la hermana de la mujer que amabas? ¿Ya se te olvidó por todo lo que pasó ella? No eres un santo, Nicholas y no eres mucho mejor persona que yo. —aprieto más mi agarre. —Y si hay algo que deberías de lamentar, es que aún sigo vivo y que si me hartas, te mataré.

OSCURA TENTACIÓN 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora