Capítulo 25

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Melissa.

Central del IIP, Alemania.


Lo primero que hago al llegar es dejar la maleta de lado y correr hacia la habitación de Oscar. El coronel me comentó que no lo ha visto desde ayer, desde que la noticia se dió a conocer. Al parecer el Capitán le pidió que lo dejarán solo

Pero sé que no necesita eso.

Toco con suavidad su puerta, pero no responde, así que hago uso de mi llave, una que pedí porque sabía que probablemente no me abriría. Empujo con suavidad encontrándolo en el suelo con las rodillas pegadas a su pecho.

El nudo en la garganta es horrible, tanto que me hace temblar la barbilla al momento en que me instalo frente a él. Me arrodillo tocando su mano y tardo en pronunciar palabra.

—Oscar…

—No tuvimos nuestra cita.

Dios.

—Lo sé, lo lamento tanto.

—No tuvimos nuestra cita. —repite. —No tuvimos nuestro beso bajo el muérdago como dijiste.

—Yo lo sé… —sollozo. —Dios, Oscar, lo siento tanto.

Me abre los brazos permitiendo que lo abrace, permitiendo que ambos nos demos el apoyo que necesitamos ahora. Sebastián era nuestro mitad, los tres éramos el trío perfecto de amigos y ahora él ya no está. Ahora mi amigo se quedó sin el amor de su vida y yo sin uno de mis mejores amigos.

—Me lo arrebataron, Melissa.

—Lo sé, lo sé. —repito mientras le acaricio el cabello. —Él…él era…

Las palabras se quedan atascadas en mi garganta, se quedan en el centro de mi pecho porque el llanto no me deja continuar y el dolor me quema por dentro como una braza caliente.

—¿Por qué él? ¿Por qué? —el capitán llora en mis brazos. —¿Por qué si no le hizo nada a nadie?

—No lo sé, cariño.

—El hijo o los hijos de puta que lo hayan hecho me la van a pagar. —se aparta. —Te juro que será así.

—Se que si, se que será así. —lo tomo de las mejillas. —Lo haremos juntos, porque no te voy a dejar solo.

Asiente y ambos volvemos a estar uno al lado del otro, observando la noche nublada de Alemania y esperando a que el sol salga para darle el último adiós a nuestro amigo.



Me coloco mi uniforme de gala, me recojo el cabello en dos trenzas y termino mirándome al espejo con los ojos hinchados. No dormí en toda la noche, me quedé al lado de Oscar, quien tampoco durmió y al cual me costó un mundo convencerlo de ponerse su uniforme para que asistiera a la gala que le harían a Seb.

Todo se realizará aquí, en la central. El lugar es grande, el primer ministro vendría y a su hijo se le harán los honores debidos para después llevarlo al cementerio donde están los demás caídos.

Solo respondí un mensaje de Ian, le expliqué cómo estaban las cosas y que yo me encontraba bien, dentro de lo que cabe. No sé opuso a que volviera, sabe que nuestro amigo me necesitaba, que yo necesitaba de mi hermano y que necesitaba estar aquí, en el lugar donde crecí.

Mi segundo hogar.

Respondo hondo colocándome la boina en color rojo y abandono mi habitación cruzando el pasillo hasta bajar las escaleras. Más de un soldado me saluda de camino a la oficina de mi hermano y correspondo de la misma forma.

OSCURA TENTACIÓN 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora