Leonardo.
Tomo el cuchillo y procedo a pelar el el cable quitándole la cobertura hasta dejar ver los alambres en color cobre. Muevo la pequeña lámpara que hay en el garaje evitando hacer el menor ruido posible. Si despierto a mi hija, mi esposa me mata.
Coloco los cables donde deben de ir y me pongo de pie para acercarme a la puerta del garaje. Llevo haciendo esto por años y antes no pasaba nada, pero ahora, ahora dudo hasta de mi sombra
Estoy por colocar el explosivo, cuando veo una ligera sombra por debajo, solo tengo la lámpara encendida y por ello no hay mucha iluminación dentro. Despacio me deslizo por el suelo hasta acercarme a la mesa y escondo el explosivo buscando el arma que siempre guardo debajo de la madera.
Justo cuando estoy por tomarla, la puerta del garaje se levanta dejando ver a solo una persona, una que no me sorprende ver aquí. Le echo una mirada a la entrada que da a la casa y compruebo que las luces siguen apagadas.
—Que sorpresa, Nicholas. —digo apoyándome en la orilla de la mesa. —¿Que te trae hasta aquí?
—Ando en busca de traidores.
Sonrío con ironía.
—Ahora mismo estoy fuera de servicio. —contesto. —Pero si me das tu número, puedo llamarte si encuentro alguno.
Se ríe falsamente.
—No nos hagamos tontos, Leonardo. —declara. —Un traidor, siempre va a ser un traidor.
—Lo dice el tipo que traicionó a su jefe a la primera oportunidad que tuvo. —cruzo un pie. —La verdad es que tú tampoco eres muy confiable, Nicholas.
Camina hacia adentro del garage.
—¿Aquí vives ahora? —echa un vistazo. —De tener lujos, mansiones, todo lo que quisieras al alcance de tu mano, a esto. —señala a mi alrededor. —Una cabaña en lo más recondito de Alaska.
—Se vive bien. —me encojo de hombros. —No me puedo quejar.
De apoya en una de las repisas sin dejar de ver a su alrededor.
—Quiero la cabeza de tu sobrino. —suelta. —Y tu me la vas a entregar.
Asiento.
—Claro, si. —finjo ver mi reloj. —¿Que te parece si nos vemos el sábado en París? ¿Cómo quiere la caja, rosa, roja o azul?
Me mira serio como si en serio creyera que lo haría.
—Estas pendejo si crees que lo haré. —lo veo. —Jamas volveré a traicionar a mi familia y mucho menos a mi sobrino.
—Una palabra de mi palabra y toda tu familia desaparece.
Veo la hora en el reloj que hay en la pared y después saco el teléfono sin importarme que él saque su arma para apuntarme con ella.
—Pierdes el tiempo aquí y solo vas a lograr que te meta una bala entre las cejas para ahorrarle el trabajo a Ian. —comento. —No vas a amenzarme con mi familia porque ahora mismo están a salvo lejos de aquí, mi esposa es la mujer más inteligente que puedas conocer y por ello, se marchó dos minutos antes de que tus hombres lograrán rodear la casa.
—¿Y te abandono?
—Si.
Frunce el ceño.
—¿Y no tienes ningún problema con eso?
—No, la verdad es que no. —me cruzo de brazos. —No tengo problemas con que las mujeres me abandonen, sé superarlo. ¿Sabes? Tengo un buen terapeuta, te lo puedo recomendar, creo que es lo que te hace falta.
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OSCURA TENTACIÓN 3
ActionIan Meyer aprendió desde pequeño a no confiar tan fácilmente en las personas. Criado por su padre, Hunter Meyer, un líder, un hombre que le enseñó lo malo, las dos caras de la moneda, preparándolo para que cuando tuviera que enfrentarse a su futuro...