Capítulo 6

8.1K 597 110
                                    




Rose


El morado es mi color favorito y por ello siempre trato de llevar algo con ese color en mi vestimenta, en esta ocasión no es la excepción. Me ato un listón en la coleta alta y me doy una última revisión frente al espejo. El uniforme del colegio es azul y negro, la falda con tablones a cuadros azules y grises con rayas blancas, la camisa es blanca y va por dentro de la falda y el saco es negro con una corbata a cuadros iguales.

Llevo tambien unas medias bucaneras en color blanco y los zapatos son negros

—¡Rose, vamos a llegar tarde, apurate! —me grita mi compañera de habitación.

—Voy

Tomo la mochila y salgo siguiéndole el paso. Hoy es día de lectura en el auditorio principal del colegio y soy la primera que pasará a leer. Me gusta mucho hacerlo, los libros siempre han sido y serán mi lugar seguro. Mas cuando te sientes sola, triste y solo necesitas una vía de escape por un par de horas.

Llegamos a la sala donde ya están todos los alumnos de mi clase reunidos. Juls me desea suerte levantando sus pulgares y subo los escalones hasta donde está el escenario. Nuestra tarea es un extra, no cuenta en la calificación, esto es simplemente una actividad, pero la verdad es que somos muchos los que participamos.

El libro de donde es el fragmento que leeré a continuación, lo inicie el lunes y lo termine hoy por la mañana. Me encantó, como todos, me hizo querer un romance de libro y…

—Rose, ¿Estás lista? —el profesor me corta el pensamiento que estaba a punto de tener.

Asiento.

—Si, señor.

El toma el micrófono y lo golpea varias veces para comprobar que todos lo escuchen.

—Atención a todos, la señorita Prince nos leerá a continuación su fragmento favorito del libro que eligió esta semana. —informa. —Irán pasando todos en fila.

Señala el micro y yo doy un paso hacia el acomodandolo a mi altura. Saco el papel donde escribí el texto y me aclaro la garganta antes de comenzar.

—La abrazó con fuerza y unió su boca con la de ella mientras recorría posesivamente su cuerpo, sintiendo la suavidad de sus hombros, sus pechos y sus caderas y hundiendo sus dedos en la humedad de su pelo. Sabía que no la merecía. Era demasiado elegante y refinada para él. Pero en ese momento no le importaba. La amaba. No tenía intención de enamorarse de ella, pero se había enamorado. Y ella quería que la llevara a casa, a su pequeña y deteriorada casa, con sus viejos muebles, sus cuadros de barcos y las espadas oxidadas colgadas en las paredes. la llevaría allí. La llevaría a donde quisiera ir. Ya no le importaba. —suspiro. —Su casa estaba donde pudiera estar con Amelia.

Juls es la primera en aplaudir cuando termino y bajo del escenario con las mejillas calientes.

—Cochina, ¿Tu libro tiene escenas eróticas? —me codea cuando tomo asiento a su lado.

—Juls, callate.

Me jala del brazo.

—¡Responde! —insiste.

—Si, si tenía.

Ella chilla dándome un golpe en el hombro.

—Listo, en la noche me lo prestas con las escenas marcadas.

Está loca, pero es una buena amiga y la quiero.

Cuando llegué aquí tenía diez años, papá me trajo con mentiras y se fue prometiendo que vendría todos los días de visita, pero mintió. Yo era una niña que no sabía hacer amigos, que lloraba a cada nada y solo una pequeña personita se acercó a mi, me jalo el cabello y me dijo que pensaba que era falso por lo dorado que estaba.

OSCURA TENTACIÓN 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora