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Habían pasado varios minutos insoportables desde que Wei Wuxian se había despertado en aquel lugar extraño y desconocido, su cuerpo ardía, su cuello y vientre estaba herido pero el no sabía por que esto había ocurrido, lo único que sabia es que el alguna vez fue el patriarca Yiling y que ahora mismo había despertado en el suelo, rodeado de gente de la cual escapo por su aspecto raro y que su ropa tenia vomito seco. Su mente estaba llena de confusión mientras intentaba encontrar respuestas a las numerosas preguntas que lo atormentaban. ¿Cómo había llegado allí? ¿Dónde se encontraba exactamente? Todo parecía diferente a lo que recordaba. Las personas a su alrededor vestían de manera extraña, con cabello de diferentes longitudes y estilos. Incluso él mismo se veía diferente, con el cabello corto y usando atuendos que le resultaban extraños y desconcertantes.

Sin saber qué hacer ni a quién recurrir, Wei Wuxian decidió intentar llamar a algún espíritu que pudiera ayudarlo en medio de aquel desconcierto. Pero, para su sorpresa y frustración, su llamado no obtuvo respuesta. No había señales ni respuestas, solo un inquietante silencio.

Considerando la posibilidad de haber traspasado los límites entre la vida y la muerte, Wei Wuxian se resignó a su nueva realidad. Se levantó de donde se había sentado a descansar con una mezcla de resignación y curiosidad, preparándose para enfrentar el posible rencor de las almas a las que había lastimado y afectado en vida. Caminó sin rumbo fijo, sintiéndose completamente perdido en aquel extraño lugar que no reconocía como su hogar.

Fue en ese momento que su smartwatch, aquel dispositivo que no comprendía del todo, comenzó a emitir sonidos desconcertantes. Wei Wuxian se sintió fascinado por aquel artefacto desconocido y sintió una enorme curiosidad por aprender más sobre él. Después de varios minutos de investigación y prueba, logró silenciarlo y sonrió por su pequeño logro. Pero su asombro se multiplicó cuando escuchó una voz proveniente del reloj.

—¡Wei Wuxian! ¿Dónde demonios estás? —Gritó Jiang Cheng al otro lado de la línea.

—No lo sé, dispositivo mágico, pero debes compartir tus conocimientos conmigo —respondió Wei Wuxian divertido.

—¿Dispositivo mágico? ¡Wei Wuxian! ¿Te drogaste de nuevo? ¡Te romperé las piernas! —bramó Jiang Cheng con evidente indignación.

—¿Jiang Cheng? —dijo Wei Wuxian, sonriendo al escuchar esa peculiar frase—. ¿Cómo terminaste aquí tú también?

—Eres un estúpido —resopló Jiang Cheng—. Mi padre me matará por haberte dejado solo. Envíame tu ubicación con tu celular.

—¿Mi tío Jiang está vivo? ¿Celular? —preguntó Wei Wuxian confundido.

—Sí, no creo que esté en tu imaginación. Es un dispositivo rectangular que seguramente tienes en tu bolsillo trasero.

Wei Wuxian revisó sus bolsillos, pero no encontró nada.

—No, Jiang Cheng, no tengo nada como eso —dijo sinceramente.

—¡Idiota! Seguro te lo robaron. Menos mal que aún tienes el smartwatch. Mira, abre WhatsApp

—¿Qué es eso?

—Dios dame paciencia, no me des fuerza que si me das fuerza lo mato —Dijo el Jiang notoriamente frustrado—, Debe haber un icono verde 

Y así después de mucho trabajo, Wei Wuxian logro enviar su ubicación al Jiang, quien se sorprendió, pues resulta que estaban tan solo a un par de calles.
Antes de que Wei Wuxian pudiera entender lo que estaba sucediendo, sintió una mano en su hombro. Se giró y ahí estaba su hermano, tan real y palpable como siempre. Ambos se miraron, sonrieron y Jiang Cheng le propinó un golpe a Wei Wuxian.

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