Epilogo

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—Me voy en esa dirección —dijo Wei Wuxian señalando detrás del Lan.—Yo iré en esa dirección —dijo el Lan señalando detrás del Wei.

Ambos se miraron con nostalgia; los momentos compartidos habían llevado a Lan a creer que se trataba del hombre a quien había amado y quien le prometió volver. Sin embargo, al final, este joven no parecía ser él.

Wei Wuxian, por otro lado, sonreía mientras miraba hacia abajo.

—¿Has decidido a dónde ir? —preguntó Lan.

Wei Wuxian negó con la cabeza.

—El mundo es muy amplio. Vagaré con un buen vino y mi montura. Cualquier lugar puede ser mi hogar —Wei Wuxian miró aquellos ojos nuevamente sin saber si tenía el valor de irse realmente—. Lan Zhan, me voy ahora.

Lan Wangji asintió mientras Wei Wuxian comenzaba su camino llevando a Manzanita con él. Lan Wangji, en cambio, se quedó quieto mirando cómo se alejaba. Wei Wuxian levantó una mano junto con su flauta mientras hablaba a modo de despedida.

—Mientras el mar se lave en la arena y las estrellas estén por encima de ti, nos volveremos a encontrar.

Lan Wangji lo miró antes de girarse y caminar hacia abajo. Mientras se alejaban lo suficiente para decir que estaban en caminos diferentes, la flauta de Wei Wuxian comenzó a soltar esa melodía. Lan Wangji se detuvo.

—Lan Zhan, la próxima vez que nos veamos, más vale que tengas un nombre para esta canción.

Lan Wangji sonrió.

—Ya tiene uno.

No fue hasta después de algunos pasos y la melodía en sus oídos que Lan Wangji recordó quién fue la última persona que le dijo esa frase. Entonces, sus dudas se desvanecieron. Era él, Wei Wuxian, su Wei Wuxian.

Con la esperanza de que él siguiera allí, se apresuró a regresar. Lo vio de espaldas, tocando tranquilamente, y llamó su nombre con un nudo en la garganta mientras el contrario luchaba contra la idea de voltear o no.

Wei Wuxian se dio la vuelta y se encontró con los ojos de la persona que amaba. Sonrió ante tal acto.

—Estás aquí —dijo Wei Wuxian.

—Wei Ying —habló el Lan—, vuelve a Gusu conmigo.

Ambos se miraron antes de que Wei Wuxian se lanzara a los brazos de la persona que lo había sostenido desde el principio hasta el final. En medio de un abrazo, susurró a su oído: "Sí, Lan Zhan, iré contigo".

Apenas se separaron, miraron sus ojos una última vez antes de que Wei Wuxian se acercara lo suficiente para unir sus labios en un cálido beso que ambos habían anhelado desde el inicio de esta segunda vida de Wei Wuxian. Sellaron su promesa y se mantuvieron como siempre quisieron estar, juntos.

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—Wei Wuxian —habló Wen Qing—, hacer eso fue tonto e irresponsable.

—Es lo que le dije —dijo Jiang Cheng.

Wei Wuxian se encontraba en una camilla, sentado con el brazo al descubierto, que presentaba un gran raspón que iba desde su codo hasta la muñeca. La señorita Wen estaba limpiando la zona con rudeza.

—Ustedes dos siempre están protegiéndome, merecía un poco de crédito esta vez —dijo Wei Wuxian, sonriendo.

—Aventarse a ese auto no fue sensato, mayor Wei —dijo Wen Ning.

—Wen Ning, a veces debes hacerlo todo por las personas que amas. Ese auto casi atropella a tu hermana y a Jiang Cheng, no podía dejar que les pasara nada —dijo Wei Wuxian.

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