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Wei Wuxian no dejaba de tomar selfies en su nuevo mundo, inmerso en su habitación asignada. El joven se sentía increíblemente contento en este lugar recién descubierto, donde todos le trataban con gran respeto. Con el tiempo, se había adaptado completamente a la vida en este entorno desconocido.

Su rutina diaria era sencilla pero gratificante. Wei Wuxian se levantaba temprano por la mañana para regar sus plantas y alimentar a los conejos de Lan WangJi. Luego, se dirigía a observar al propio Lan WangJi durante sus sesiones de entrenamiento mientras entonaba canciones con calidez en su voz.

Esa tarde en particular transcurría con tranquilidad, como cualquier otro día en su nueva vida. Sin acceso a su celular debido a la batería agotada y con Lan WangJi fuera de casa, Wei Wuxian decidió dar un paseo por los alrededores, cubriendo su rostro con una mascada.

"Parezco una especie de forastero", pensó Wei Wuxian mientras se miraba en un reflejo de una cubeta de agua cercana.

Durante su paseo, se encontró con el líder del clan Lan y, al escucharlo tocar la flauta de manera armoniosa, se sintió atraído a acercarse para escuchar con mayor atención. Lan Xichen notó la presencia del joven curioso y, con una sonrisa gentil, le dirigió la palabra.

—Joven Lan Wifi —habló Xichen—, ¿te gustaría acercarte más? Debe ser incómodo escuchar desde allí.

El joven Wei Wuxian, un poco apenado, se acercó y observó la flauta con admiración. La habilidad con la que Lan Xichen tocaba la flauta lo llenaba de asombro, y al final de la melodía, Wei Wuxian le devolvió la sonrisa.

—¿Sabes tocar la flauta?

—Bueno —Wei Wuxian se rascó la nuca—, en realidad, sé tocar un poco, pero las canciones que conozco no se comparan a las tuyas, y no tengo el poder espiritual necesario para causar un efecto positivo.

El mayor Lan le entregó la flauta, y el chico vaciló por un momento antes de quitarse la mascada y empezar a tocar una canción dulce y lenta.

—Esa fue una canción hermosa, joven Wei —dijo Lan Xichen—, ¿Cómo se llama?

—El Resentimiento de Chungsan. Es de mi libro favorito, Maestro Lan. Por cierto, ¿Cómo me acaba de llamar?

El Lan sonrió comprensivamente al joven, pues nadie conocía mejor que él los profundos sentimientos de su hermano hacia Wei Wuxian. La sospecha de que el joven Wei había encontrado su camino al clan Lan y que su hermano lo mantenía oculto de todos no lo sorprendió.

—Sospechaba que eras tú, pero no esperaba que te delataras tan rápido.

—¡Maldición, la mascada!

El Lan lo miró extrañado ante la expresión del joven, pero suavizó su mirada y continuó hablando.

—Tengo algo que he deseado darle a mi hermano, pero temo que pueda hacerle daño. Cuando la encontré, me lastimó, ya que solo reconoce a su dueño y a las personas a las que este ama. Maestro Wei, por favor, acompáñeme.

El joven Wei siguió al Lan hasta llegar a la biblioteca secreta de los Lan. El lugar estaba lleno de misterio y parecía envuelto en una atmósfera sombría. Lan Xichen sacó de un pequeño escondite una caja que, al abrirla, reveló una flauta de color negro.

—Es una hermosa flauta —comentó Wei Wuxian con una sonrisa.

Sin saber exactamente de qué se trataba, tomó la flauta de inmediato, sin reconocer que era la famosa Flauta Chenqing, vinculada al Patriarca Yiling, Wei Wuxian.

—Solo debes usarla en caso de emergencia, en caso de que alguien te ataque. No quisiera que WangJi se viera obligado a protegerte de todos los clanes por sí solo.

Entonces, Wei Wuxian comprendió que se trataba de la Flauta Chenqing y se preguntó por qué nole había atacado aún, considerando que no era el verdadero Wei Wuxian, el Patriarca Yiling. Aunque no le dio mucha importancia, un pensamiento le carcomió por dentro: Lan WangJi estaba dispuesto a proteger a Wei Wuxian en este mundo desconocido hasta el final, lo cual le causó cierta conmoción.

El viento soplaba suavemente a través de los jardines de la secta Lan, y Wei Wuxian continuaba mirando la Flauta Chenqing en sus manos. Aunque este mundo era nuevo y diferente, su conexión con Lan WangJi y la historia de su vida pasada le llenaban de emociones. Mientras sostenía la flauta, sabía que había encontrado un lugar en el que pertenecía, incluso si no era exactamente el mismo que una vez había conocido.

Los días transcurrían serenos en la secta Lan, y Wei Wuxian seguía sorprendido por la cálida acogida que había recibido. A medida que avanzaba en su nueva vida, se daba cuenta de que, aunque su pasado estaba lleno de adversidad y conflicto, ahora tenía la oportunidad de vivir en paz y armonía.

El encuentro con Lan Xichen y la revelación de la Flauta Chenqing habían profundizado aún más su conexión con el clan Lan. A pesar de las circunstancias, Wei Wuxian se sentía agradecido por la amistad y el apoyo que había encontrado en este nuevo mundo.

Con el paso de los días, Wei Wuxian continuó explorando su nuevo hogar, aprendiendo las costumbres de la secta Lan y forjando amistades con sus miembros. Cada día, encontraba nuevas razones para sonreír y apreciar su vida en este mundo desconocido.

La melodía de la Flauta Chenqing seguía llenando el aire, transportando consigo los recuerdos de un pasado distante y la promesa de un futuro lleno de posibilidades. Wei Wuxian se había encontrado a sí mismo en este nuevo mundo y había hallado un refugio donde, finalmente, su corazón podía encontrar paz. Sin embargo, esta sensación de tranquilidad se desvaneció cuando Lan Xichen apareció inesperadamente mientras Wei Wuxian tocaba la flauta, señalando que algo no iba del todo bien.

—Por favor, vuelva a cubrirse el rostro con esa tela —dijo Lan Xichen con tono preocupado.

—Zewu-Jun, ¿ha ocurrido algo malo? —inquirió Wei Wuxian.

—El líder Jiang está en camino —respondió Lan Xichen.

—¿Jiang Cheng? —preguntó Wei Wuxian con una sonrisa inocente—. Me gustaría verlo.

—Joven Maestro Wei —habló Lan Xichen, su rostro reflejando preocupación—, temo que eso no será posible. Debe esconderse.

—¿Y por qué habría de hacer algo así? —preguntó Wei Wuxian, visiblemente desconcertado.

—Joven Wei, ¿acaso su memoria le falla? —dijo Lan Xichen—. El líder Jiang fue quien lo dejó caer antes de morir.

La revelación dejó a Wei Wuxian atónito. No podía haber anticipado una noticia tan perturbadora. Se trataba del mismo hermano que lo había defendido de los abusos de su tío, el chico que siempre lo había apoyado y defendido de las burlas en la universidad debido a su naturaleza afeminada. Era su mejor amigo, alguien en quien siempre había confiado.

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