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Wei Wuxian temblaba incesantemente en el lugar donde se encontraba, su cuerpo marcado y limitado por el implacable golpe de Zidian. Como un simple humano, su capacidad de soportar el dolor palidecía en comparación con la de un cultivador, haciendo que cada golpe fuera una tortura insoportable. Su mirada desesperada se dirigía hacia Jiang, mientras un joven niño permanecía impasible a su lado.

—¿Hacia dónde me llevan? —preguntó Wei Wuxian con voz temblorosa.

No obtuvo respuesta.

—Por favor, anhelo regresar a Gusu —rogó entre lágrimas—, deseo estar con Lan Zhan.

—Silencio —pronunció el Jiang con desprecio.

—Silencio —repitió el joven niño con una mirada desafiante.

—Ruego que me permitan volver a mi casa —suplicó Wei Wuxian entre sollozos.

—Ese es nuestro destino ¡casa! —dijo el niño con indiferencia.

—A-Ling, no entables conversación con él —intervino el Jiang.

Wei Wuxian, una vez más, se sintió abrumado por el flujo incesante de lágrimas mientras yacía indefenso en el suelo, prisionero de manera torpe por Zidian.

Después de un prolongado y desgarrador trayecto, al llegar a su destino, Wei Wuxian temía que su hermano lo llevara a algún lugar para ejecutarlo. Sin embargo, a su alivio, el Jiang simplemente lo depositó en una embarcación y se alejó junto al niño.

Wei Wuxian no tenía pensado quedarse allí, esperando su destino. Desesperadamente, intentaba liberarse de sus ataduras. Sin embargo, la situación empeoraba y Zidian parecía apretarse aún más cada vez que luchaba por liberarse. Tras cuatro horas de lucha agotadora, se vio asfixiado por Zidian.

"Parece que esta será la forma más estúpida de morir", pensó mientras su visión se volvía borrosa.

Justo cuando estaba a punto de desvanecerse, finalmente fue liberado y pudo respirar desesperadamente.

—¡Eres un idiota! ¿Cómo se te ocurre hacer algo así? —gritó Jiang Cheng—. Ni siquiera necesito hablar contigo, no eres Wei Wuxian.

Fue arrastrado por el brazo, sin capacidad para resistirse.

—Jiang Cheng, tranquilízate —dijo Wei Wuxian con el hilo de aire que le quedaba.

—No me llames así, para ti soy el líder Jiang, idiota, y a partir de ahora seré tu verdugo personal.

El Wei intentó detenerlo, resistiéndose a su agarre, pero Jiang Cheng lo arrastró y le propinó un golpe en la pierna.

—Si vuelves a intentar algo así, te romp-... —amenazó Jiang Cheng, siendo interrumpido por Wei.

—Si, me romperás las piernas, idiota —respondió Wei Wuxian con una irónica sonrisa.

Estas palabras dejaron a Jiang Cheng desconcertado.

—Y pocos saben que nunca cumples —le dijo Wei Wuxian.

El Jiang lo miró con molestia.

—¡Al menos conservo mi honor! —le gritó Jiang Cheng.

—¿Y quién dijo que yo no? —respondió Wei Wuxian—. Tener el pelo corto no significa que haya perdido mi honor. Eso es una tontería. ¡Tú pareces una amargada señora con seis hijos y tres divorcios que está descubriendo su lado buchón!

El Jiang pareció confundido por las palabras de Wei Wuxian.

—¿Qué? —exclamó—. Creo que estás volviéndote loco. De todos modos, vayamos a la celda antes de que alguien te vea.

—¿Y qué pasó con esa promesa de que siempre seríamos un equipo? —le preguntó Wei Wuxian con molestia—, desearia estar con Shijie y comer sopa de costilla

El Jiang lo miró sorprendido, solo Wei Wuxian sabía de ese par de cosad, nadie más.

El Jiang se detuvo, mirando fijamente el rostro de Wei. Finalmente, su corazón se ablandó y ayudó a su hermano a levantarse. Sus ojos se encontraron y Wei Wuxian le sonrió.

—Eres un idiota —dijo Jiang Cheng—. Pensé que habías muerto.

—Todos creyeron eso —respondió Wei Wuxian con una sonrisa.

Wei Wuxian sabía que no podría mantener la farsa por mucho tiempo, si había adivinado eso es por que en su vida pasada también habían hecho una promesa, así que debía empezar a descubrir lo que había sucedido. Al principio, pensó que Jiang Cheng lo odiaba y quería matarlo, pero al ver cómo lo trataba, se dio cuenta de que quizás no era así. Jiang lo llevó a su habitación y comenzaron a tomar té. Cuando Wei Wuxian sacó Chenqing, el Jiang mostró interés.

—Pensé que la habías perdido junto con tu cuerpo —dijo el Jiang.

—¿Fuiste a buscarme? —preguntó Wei Wuxian.

El Jiang se agachó y asintió.

—Sí, pero pareciste escapar antes de que te encontrara.

—No es como si estuvieras muy feliz de encontrarme —dijo Wei Wuxian.

El Jiang lo miró enfadado.

—Ya, ya, no te enfades conmigo —dijo el chico—. Mejor cuéntame, ¿por qué me trajiste aquí?

—Ahora que los Wen no están, podemos cumplir nuestra promesa —dijo el Jiang—. Solo debes hacer algunas marcas en tu rostro para que no seas reconocible y te llamaremos Wei Wexien.

—Ni loco, mi bello rostro no será perjudicado —dijo Wei Wuxian llevando sus palmas a su rostro—. Además... Me temo que eso no será posible, no tengo un núcleo dorado, estoy en el cuerpo de un humano.

—Podrías ser mi consejero —dijo el Jiang—, no, olvídalo, terminaría por incendiar todo debido a tus malos consejos.

Jiang WanYin se agachó.

—¿Por qué no viniste al muelle de loto cuando reviviste? —dijo Jiang.

—Quería ir a Gusu —dijo Wei Wuxian agachando la cabeza—, quería estar junto a Lan Zhan, pensé que todo estaría mejor con él, pero parece que él no pensaba lo mismo.

—¿Por qué él? —El Jiang apretó tan fuerte su taza que terminó rompiéndola—, ¿no te das cuenta? Todos tus problemas pasaron por él.

—¿De dónde sacas eso? —Le miré molesto.

—El Yin de acero, lo encontraste con él, y ¿acaso me lo contaste? Te fuiste con él y casi mueres, no una ni dos, muchas veces. ¿Me llevaste contigo? No, tuve que seguirte —El Jiang le miró enojado—. Lo defendiste en la cueva y por culpa de tu complejo de héroe, mataron a mis padres, dime ¿te parece poco? Wei Wuxian, eres un idiota.

Wei Wuxian tenía dudas sobre lo que era el Yin de acero o por qué sus tíos habían muerto a causa de él, pero aún así se agachó sin decir una palabra.

—¿A dónde me llevarías si no fuera Wei Wuxian? —le preguntó Wei.

—A la celda —dijo serio—, ahi es donde van aquellos que intentan imitarte y merecen la muerte. Solo tú deberías usar esos trucos retorcidos. Les pongo una mordaza para que se callen y mueran de hambre eventualmente.

—¿Trucos retorcidos? —Wei le miró extrañado—. Mira, no quiero involucrarme demasiado en el tema, pero eso es ilegal.

—¿Ile... qué?

—Ilegal, es algo que no deberías hacer.

—Mira quién habla, señor fundador del cultivo demoníaco.

—Tú eres quien siempre me dice que no debería meterme en problemas y ahora me sales con eso, ¿acaso no crees que eso es una actitud hipócrita de tu parte?

—¡Wei Wuxian! ¿De qué lado te encuentras verdaderamente? —expresó, irritado, Jiang antes de levantarse bruscamente y abandonar la habitación, dejando perplejo a Wei Wuxian sobre lo ocurrido. La única certeza que tenía en ese momento era que necesitaba indagar más acerca de su propia identidad.

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