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Wei Wuxian y Lan WangJi pasaron la noche en vela, inmersos en una lucha desesperada para traer de vuelta al Wei Wuxian de su tiempo. A pesar de múltiples intentos fallidos y desafíos abrumadores, Lan WangJi finalmente logró lo que habían estado persiguiendo durante horas justo antes del amanecer. Lan WangJi tuvo que acelerar un proceso en el que le daría un cuerpo a el Wei Wuxian del pasado, un proceso que debería llevar de tres a cinco años se redujo a horas.

Sin embargo, la inesperada aparición del Patriarca Yiling en la habitación creó una tensión incómoda en el ambiente. Lan WangJi, quien había confesado sus sentimientos por el Wei Wuxian moderno unas horas atrás, se vio envuelto en una situación inesperada y llena de complicaciones, además de incómoda. Los tres jóvenes se observaron en un incómodo silencio, cargado de emociones y significados profundos entre un Wei Wuxian plantita, un Wei Wuxian modereno y un Lan WangJi.

—¿No dirán nada? —intervino Wei Wuxian, rompiendo el silencio.

—¿Decir qué? —respondió el Patriarca Yiling—, ¿Que eres inútil? Era tan sencillo generar energía eléctrica, ¿y ni siquiera se te ocurrió intentarlo?

—No soy el mejor estudiante, para tu información —replicó Wei Wuxian—. Si estoy en esa carrera, es porque mi tío Jiang me obligó a presentar el examen. No fue mi elección quedar seleccionado.

—¿Entonces, qué tenías pensado para tu vida? —inquirió el Patriarca.

—Eso no es de tu incumbencia —respondió Wei Wuxian con firmeza.

—¿Acaso tenías en mente ser un bailarín exótico mediocre en una cantina de mala muerte? Porque tu ropa horrible sugiere eso —continuó el Patriarca de manera sarcástica.

—Cállate —replicó Wei Wuxian, visiblemente molesto.

—No deberían causar tanto alboroto —intervino Lan WangJi con calma.

—Lo que realmente deseas es que deje de regañar a tu novio —comentó el Patriarca—. Tu hermano te envía saludos, Lan Zhan.

—¿Xichen? —preguntó Lan WangJi.

—¿Hablaste con Zewu-jun? —preguntó Wei Wuxian, sorprendido.

—Sí, hablamos con él, Jiang Cheng y yo —respondió el Patriarca—. Pudimos amplificar las señales y conectarnos con él. Por pura casualidad, le estaba proporcionando energía espiritual a mi teléfono celular.

—¿Cómo supieron que estaba aquí? —preguntó Wei Wuxian, confundido—, ¿intentaron contactarme? ¿Tanto odiaste mi vida?

—Cada vez que le proporcionaban energía espiritual al teléfono celular, de alguna manera ampliaba su alcance y lograba captar señales de nuestro universo —explicó el Patriarca—. Las fotos que tomaste se subían a la nube y, cuando hice una copia de seguridad en mi nuevo celular, las fotos me llegaron.

Wei Wuxian se sintió abrumado por la astucia del Patriarca.

—Incluso en una dimensión que no conocías, sigues aprendiendo y adaptándote —admitió Wei Wuxian.

—Y tú deberías haber hecho lo mismo —añadió el Patriarca—. Supongo que deseas volver a tu vida en última instancia.

Wei Wuxian miró a Lan WangJi y luego negó con la cabeza.

—No te preocupes, he resuelto el problema para que Jin GuangShan deje de molestarte, y Lan Zhan y yo somos amigos, muy buenos amigos, de hecho.

Sin embargo, Wei Wuxian no quería volver a su antigua vida. Tomó la mano de Lan WangJi con determinación.

—No quiero volver —declaró—. Quiero quedarme aquí, con Lan Zhan.

—No lo creo —dijo el Patriarca—. Eres literalmente lo opuesto a mí, pero de todos modos, debemos morir.

Wei Wuxian se sintió aterrado por esa declaración.
Lan WangJi empuñó su espada en actitud amenazante hacia el Patriarca.

—Tranquilízate —intervino el Patriarca.

El Patriarca Yiling encontró patético ver a Wei Wuxian escondiéndose detrás de Lan WangJi. Sabía que era débil pero el nunca se rebajaría de esa manera a menos que fuera un consuelo.

—No quiero matarlo, ni siquiera quiero regresar a este mundo —continuó el Patriarca—. Existe una grieta en nuestro universo, o más bien en el multiverso, justo en el punto que conecta nuestros mundos. La vi cuando vine aquí, y si sigue expandiéndose, crecerá y crecerá hasta que cause un segundo Big Bang. ¿Entiendes, Wei patético Wuxian?

—Pero, ¿por qué sucedió eso? —preguntó Wei Wuxian, aún tratando de comprender.

—¡Gracias a un idiota con suerte! El estúpido ritual que realizaste generó esa estúpida grieta. Me llamaste desde mi universo, y cuando te quitaste la vida, intercambiamos nuestras posiciones.

—Por eso yo estaba aquí —murmuró Wei Wuxian, asimilando la información.

—Exacto, bien pensado, genio —respondió el Patriarca con sarcasmo—. Y ahora debemos cerrarla.

—¿Cómo podemos hacerlo? —preguntó Wei Wuxian.

—Creo que sé cómo. Si logro llevar a ChenQing conmigo, y tú silbas para convocar a las almas suficientes, podríamos unir los extremos de la grieta y cerrarla.

—Pero yo no sé usar el cultivo demoníaco —Dijo Wei Wuxian

—Por eso voy yo —Dijo el Patriarca—, tu solo silbaras para ayudarme con una o máximo dos almas y luego volverás a tu vida pasada y yo aquí

—¿Y entonces nunca nos volveremos a ver? —inquirió Wei Wuxian con pesar.

—Sí, y debes saber que es necesario para que el universo mantenga su equilibrio —explicó el Patriarca—. Ambos debemos regresar a donde pertenecemos.

La noticia llenó a Wei Wuxian de tristeza. Había encontrado el amor en este mundo, y ahora lo perdería. Miró a Lan WangJi con ojos melancólicos, y el sentimiento fue mutuo. Ambos se abrazaron, compartiendo un abrazo apretado lleno de emociones que con palabras los chicos no podían describir, mientras Lan WangJi se preguntaba continuamente por que todos los que ama lo abandonan, Wei Wuxian se preguntaba por que nunca obtenía lo que quería.

—No quiero irme —confesó Wei Wuxian—. Desearía que las cosas fueran diferentes, quiero quedarme aquí.

En ese momento, alguien tocó la puerta de la habitación de Lan WangJi.

—Segundo maestro Lan —dijo Jin GuangYao—, debemos ir en busca del maestro Jiang Wifi.

—No hay tiempo —afirmó el Patriarca—, tenemos que hacerlo ahora. Dame a ChenQing.

Wei Wuxian revisó sus bolsillos frenéticamente.

—La dejé en la habitación de Jiang Cheng.

—No podemos postergarlo más, tendrá que ser sin ChenQing, haré una flauta en el camino —dijo el Patriarca—, Lan Zhan, adiós.

—Lan Zhan, te prometo que volveré por ti —aseguró Wei Wuxian—. No importa si me lleva días, meses o años, volveré. No dejes de buscar mi alma. Volveré por ti, Lan Zhan, Mientras el mar se lave en la arena y las estrellas estén por encima de ti, ¡Nos volveremos a encontrar!

Y así, el Patriarca lo llevó consigo, despidiéndose de Lan WangJi y dejando atrás un mundo que habían compartido.

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