Capítulo 4

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Al día siguiente antes de que llegara Jeon a la oficina Jimin ya se encontraba ahí y después de pasar a recursos humanos se preparó para esperar a Jeon.

Minutos después de llegar a su puesto el timbre del ascensor sonó y Jeon salió de él vistiendo un pulcro traje hecho a la medida color negro.

-   Buenos días señor Jeon - saludó Jimin haciendo una reverencia a su jefe.

-   Buenos días Yunsoo, ¿listo para comenzar?

-   Más que listo señor.

-   Perfecto pase a mi oficina. - Jimin camino detrás de él y al entrar Jeon se quitó su saco y después se sentó en su silla. - siéntese Yunsoo.

-   Si señor - está de más decir que Jimin se hallaba babeando por la vista de su esposo.

-   Muy bien, está es mi agenda, una Tablet para que anote y guarde todo lo que es importante de mi día a día, esta Tablet estará siempre con usted, se la llevara a su casa y la cuidará con su vida pues ahí guardara archivos muy importantes sobre la empresa, ¿queda claro?

-   Si señor Jeon. - tomó la Tablet y la prendió, cuando el aparato prendió le pidió una clave y al levantar la vista Jeon le extendió un papel con números.

-   La clave es una clave privada que yo mismo puse y que tiene que memorizar para que se deshaga del papel.

-   Perfecto señor.

-   Una cosa más… - Jeon abrió un cajón y saco una agenda de cuero negro. ¾ esta es mi agenda personal, una es la empresarial y esta es la personal y está de más decir privada, usted la manejara con mucha discreción.

-   Sí señor.

-   Ahí hay un número en rojo, abra la agenda por favor. - Jimin obedeció y vio Seo Hannah con color rojo y signos de admiración, eso hizo hervir su sangre pero trató de no demostrarlo.

-   Lo encontré señor.

-   Este es mi teléfono de la empresa y “personal” o eso es lo que le hago creer a la gente porque en realidad es otro, cualquier número puede contestar por negocios e incluso mi familia pero a esa mujer… nunca le conteste, está en rojo porque no quiero que le conteste a ella. Jamás Yunsoo, por favor, jamás conteste.

-   Entiendo - el enojo de Jimin de pronto se disipó y sonrió pero eso Jeon no lo notó.

-   Usted manejara y contestará mi teléfono y a menos que aparezca registrado no me lo pase.

-   Muy bien señor. - Jimin anotaba todo en la Tablet.

-   Pues eso sería todo por ahora, ahora solo empecemos a trabajar porque en unos días me iré a Japón y necesito que todo esté listo para mi viaje.

-   ¿Qué necesita que haga?

-   Hágame bien estas cuentas porque la asistente anterior era una pesadilla con las matemáticas. - Jeon le paso unas hojas de presupuestos.

-   Muy bien señor. - Jimin en seguida se puso a hacerlo.

Y así en silencio  los dos empezaron con su trabajo. Después de casi una hora Jeon se dio cuenta que no había levantado la cabeza para nada. Así que lo hizo y lo que vio le gustó, Yunsoo traía su cabellera negra pulcramente peinada, mordía sus labios gruesos y se notaban muy apetecibles y en cuanto se levantó por un vaso de agua supo que tenía un muy genial cuerpo que no había notado con perfección el día anterior.

-   ¿Gusta un café señor Jeon?

-   Por favor. - Jimin sabía de sobra como le gustaba el café a su esposo negro con 1 y media de azúcar, no una, no dos, una y media exactamente. Cuando se lo dejo en el escritorio vio como descaradamente Jeon miraba su cuerpo y sonrío mentalmente pues sabía que tal vez su esposo había perdido la memoria pero no podría perder el gusto por sus curvas y su pomposo trasero que en varias ocasiones le hizo saber por medio de apretones o nalgadas lo que le gustaba su trasero.

Lo Que Nos Separó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora