Capítulo 9 - Manos

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A la mañana siguiente todos se reunieron en cuanto Sanji les llamó para el desayuno, había preparado bizcocho con mermelada de mandarinas de los árboles de Nami y eso hacía que la cocina oliese de maravilla, no tardaron nada en dar las gracias y ponerse a comer de inmediato, los manjares que ahora comían cada día se debía a la gran labor del nuevo y oficial cocinero de los Mugiwara.

- Oye, oye ¿Qué tal fue anoche? – Preguntó con recochineo Franky con ganas de un buen salseo matutino - ¿Fue como te lo esperabas, Sanji?

- ¿Eh? – Echó una mirada a Zoro en silencio que seguía desayunando tranquilamente – Fue diferente, pero agradable.

- ¡COF COF COF! – Tosió por atragantamiento Usopp, al cual tuvieron que darle un par de golpecitos en la espalda para escupir un trozo ante tal respuesta - ¿Diferente? ¿Agradable?

- Vaya con Zoro-san, – Brook también estaba encantado con todo aquello – al final tomó las riendas.

- Dejadlo estar. – Respondió con serenidad sin entrar al trapo.

- Si es agradable yo también quiero. – Pidió el capitán.

- Que no, Luffy, ya te hemos dicho que no. – Respondió Nami, aunque ahora que sabía el significado de todo aquello tampoco es que fuese grave.

- ¿Entonces el único que puede es Zoro?

- Sí.

- ¿O sea que van a repetir? Esto se pone serio, yohohoho~

- No vamos a repetir. – Quiso zanjar el peliverde echando una mirada fulminante al músico.

- ¿No? – Preguntó en voz alta sin querer el rubio ganándose la mirada de todos, en cambio sus ojos se fijaron en el verde oscuro que le miró con algo de sorpresa y seriedad – No, no lo haremos. – Respondió volviendo a los fogones.

- ¿Por qué no? Está claro que a Zoro le gustó, – comentó la navegante con una sonrisilla mientras saboreaba un trozo de bizcocho – y parece que a Sanji también.

- Oye... - Frunció el ceño dispuesto a zanjar ya el tema, pero el cocinero se le adelantó.

- No importa, Nami-san. – Cortó con una sonrisa – Con una vez es suficiente.

- Ah... - Suspiró ella – Que par de idiotas.

Con aquello no se dijo nada más respecto al tema, Zoro no abrió la boca en todo el desayuno y como ahora Sanji se dedicaba a cocinar mientras ellos comían, se pasó todo el tiempo tras la barra, ese era su sitio.

El resto del día transcurrió tranquilo, aunque Robin decidió hablar con el rubio cuando este se le acercó por la tarde a traerle la merienda a las chicas.

- Sanji-san ¿De verdad no vais a repetir Zoro y tú?

- No. – Dijo de nuevo tras encenderse un cigarrillo al haber repartido ya a todos el tentempié.

- ¿Pero tú quieres hacerlo? – Preguntó la navegante.

- Eso no importa.

- Si que importa. – Le corrigió Robin con suavidad.

- ... - Se rascó la nuca algo incómodo y decidió sentarse a su lado, se sentía bien cuando hablaba con ella – Él no quiere.

- Dijiste que fue agradable y diferente ¿en qué? – Quiso ayudarle a entenderlo.

- Contigo fue... ¿nostálgico? No sabría definirlo de otra forma, no se me da bien estas cosas y con Zoro... no fue así. Fui yo quien le acaricié, su pelo corto me hacía cosquillas en los dedos. – Sonrió ligeramente moviendo sus dedos al recordarlo – Y tocar su mano... me puso nervioso.

Luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora