¿Calma?
¿Pensó que tendría calma?
Joder, era todo lo opuesto.
Desde aquella charla Sanji pasó prácticamente al otro extremo, el poder demostrar abiertamente sus sentimientos fue una auténtica locura en el Sunny. Hasta el capitán le temía ahora cada vez que asaltaba la nevera, le echaba unas broncas que hacía temblar al mismísimo Monkey D. Luffy con una recompensa de trescientos millones de beries.
A Usopp le regañaba cuando dejaba sus trastos por ahí en cubierta, no hacía falta amenazas, seguramente él solo se las imaginaba y enseguida las recogía por temor a que alguna se cumpliese.
Los otros tampoco se escapaban, cuando pasaban más de dos días sin bañarse les echaba un cubo de agua a cada uno y los obligaba a ir a asearse por guarros y les hizo limpiar a fondo el cuarto de los chicos que dijo que olía a tigre.
En cambio, con las chicas... era todo amor y elogios para ellas que las cuidaba como si de flores en el desierto se tratasen. Las mimaba tanto que empezaba a notarse el favoritismo, sus postres eran más elaborados que los del resto, les llevaba bebida fresca en cuanto sus vasos se vaciaban y halagaba sus preciosos cuerpos y sus escasas prendas, sobre todo a Nami, que esta tampoco se cortó ni un pelo en dejar claro que esa versión babosa no le gustaba nada, aun así Sanji continuó por ese camino, puede que también fuese por culpa de Brook y su insistencia de ver las bragas que estas llevaban continuamente.
Y Zoro... fue el que más notó el cambio.
Desde que descubrió la timidez encubierta en toda esa magnificiencia de macho alfa de ego tope subido era sumamente divertido provocarle, lo disfrutaba, vaya si disfrutaba bajarle los humos y creaba pequeñas discusiones absurdas solo para verle sonrojarse y perder los nervios en la que o una de dos, se reía bien agusto o se enfadaba y de ahí pasaban a las manos, o más bien habría que decir, a espadazos y patadas.
Los entrenamientos también subieron de nivel, en más de una ocasión Franky tuvo que arreglar alguna tabla del Sunny a base de lloros y gritos, pero la que sabía zanjar definitivamente los entrenamientos era Nami que les soltaba un buen coscorrón a cada uno diciendoles que no se dejasen llevar tanto, ¡si hasta casi logran volcar el barco en uno de sus ataques especiales!
También pidió a los otros que le ayudasen a mejorar.
Como Usopp era el tirador, quiso mejorar sus reflejos, para no hacerle daño aunque no era necesario, usaban munición que era goma blandita y este se dedicaba a dispararle y el cocinero a esquivarlos, como estaba acostumbrado a dejarse golpear, ya que resistía cualquier ataque gracias a la capa del Raid Suit, era lo que más le costaba, por lo que el narizón siempre terminaba celebrando que era invencible y acababa con postre extra.
Con Chopper... más bien era un juego, el reno se dedicaba a esconderse en algún lugar del barco y Sanji tenía que dar con él usando Haki de observación que le había enseñado Zoro, era difícil y más cuando el pequeño médico descubrió que si hacia versiones de él usando cosas como perchas que simulasen sus cuernos y otras para su cuerpo, iba el pobre rubio pensando que había acertado y fallaba. Esas noches había algodón de azúcar de postre.
Franky se negaba a hacerle más daño al barco por lo que se negó a entrenar ahí y Brook era de la filosofía de tomar un té a cualquier hora y prefería usar su tiempo en su música.
Los días eran divertidos y entretenidos para él.
- Marimo, deja de beber tanto, maldita sea. – Gruñó al ver como prácticamente de un trago se bebió la botella entera – Si acabas cayéndote por la borda no pienso recogerte.
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Luz en la oscuridad
FanfictionLa tripulación Mugiwara parte de la isla Gyojin, con la mala suerte de que desde el principio carecen de cocinero porque ninguno puede llevar el ritmo del capitán. Lo que no esperan es que, en mitad de la noche, alguien enmascarado venga a asesinar...