Capítulo 12 - Festival - segunda parte

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Caminaron, caminaron y caminaron... quizás demasiado. No podía estar tan lejos el lugar que le recomendaron, por fin, la arboleda terminó y en la linde pudieron ver un enorme lago frente a ellos, de al menos cinco kilómetros de largo, y al otro lado estaba la ciudad que habían dejado, con razón estaban tardando tanto en llegar. Escuchó la risita de Sanji detrás de él, efectivamente se habían perdido.

- Bueno, hemos llegado, es lo que importa. – Se defendió Zoro.

- No he dicho nada...

- Con esa risa lo dices todo.

- ¿Y qué vamos a...? - No pudo continuar porque un potente ruido y resplandor se hizo en el cielo asustando al rubio. - ¿Qué ha sido eso? ¿Una bala de cañón explosiva?

- ¿Qué?

- ¡Nos están atacando! – Se alarmó cuando otro iluminó el cielo que le hizo encogerse en si mismo esperando la metralla – Tenemos que buscar a los demás y...

- Ey, cálmate. – Apretó el agarre de la mano para que no se alejase – Mira de nuevo, son fuegos artificiales.

- ¿Fuegos? – Repitió, dio otro respingo cuando en esta ocasión no solo fue un fogonazo de luz, sino que creaba chispas de colores - ¿Fuegos artificiales?

- No son peligrosos. – Bueno, si lo eran si explotaban cerca, pero mejor no entrar en detalles – Sirven para celebrar las fiestas.

- ... - Continuaron brillando en el cielo, cada uno de un color. Al ver que efectivamente no había gritos, sino vítores y aplausos a lo lejos, que apenas se oían por los petardos, se quedó más tranquilo – Es... es precioso.

- ¿De dónde vienes no hay de esto? Es algo común en el East Blue y por lo visto también aquí en Nuevo Mundo.

- No lo sé... - Respondió sin dejar de mirar el cielo - ¿Cómo los hacen?

- Ni idea... será con pólvora... y algo más, eso sabrá decírtelo Usopp.

- ¿Usopp sabe hacer fuegos artificiales?

- Pólvora tiene, ya viste su ataque de pájaro de fuego, no me sorprendería que supiera hacerlos.

- De verdad que nunca dejáis de sorprenderme... - Comentó sin perder detalle - ¡Ah, mira! Esa parece una palmera dorada.

El peliverde sonrió al verle tan ilusionado ahora que ya no estaba asustado, le guió hasta el borde del lago donde se sentaron para estar más cómodos sin soltarse de la mano. Las luces de colores "pintaban" el cabello rubio que parecía una vez más de plata, tonos azules, verdes, rojos... todos le quedaban bien, no podía ver su ojo, ya que se había sentado a su lado derecho y el flequillo lo ocultaba.

Puede que no hubiese "descargado" con el feriante, pero sin duda lo que estaba viviendo con el rubio le llenó más, sería solo un simple recuerdo que compartirían hasta que alguien más hábil sesgase su vida como espadachín, puede que ni aun así lo olvidase y quedase grabado en algún lugar del corazón del cocinero, justo donde quería estar.

Se dio cuenta de que Sanji no estaba fumando, de hecho, desde que terminaron de cenar no se había encendido ni uno, estaba con los labios entreabiertos todavía soltando pequeños suspiros de asombros cuando un nuevo fuego artificial estallaba.

- Oye, Zoro. – Le llamó sin mirarle - ¿Cuántas veces sueles hacer el entrenamiento de concentración?

- Ah, – por un momento pensó que le iba a decir algo por estar mirándole tan fijamente – no es algo que acostumbre a hacer a menudo, soy más de entrenamiento físico.

Luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora