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Una semana después.

—Cora James. —me presenté

—Mon Dieu. —dijo el hombre mirándome de arriba abajo— Eres la criatura más bella que he visto jamás.

—¿Gracias? —dije riendo

—¡Camille! —gritó y una rubia menudita se acercó— No necesito leer su currículum para saber que nació para modelar. —le dijo a Camille

—¿Está seguro? —le pregunté y el asintió repetidas veces

—Llévala a la academia, dile que es l'étoile. —dijo el tipo

—Soy Gabriel, es un placer tenerte en mi agencia, hermosura. —estrechó mi mano

La rubia me guío a una limosina, entré y noté que ella mi miraba fijamente, supe que era por mis ojos.

—L-lo siento. —dijo apenada— Nunca había visto unos ojos tan únicos.

—Gracias. —sonreí

Llegamos al lugar y bajamos, ella me empezó a hablar de que Gabriel era un francés bastante exigente en cuánto al modelaje, así que debería considerarme afortunada porque me eligiera solo al verme.

—Estoy acostumbrada a que se deslumbren al verme. —le dije entrando en la habitación

Habían mujeres bastante hermosas, todas me miraron y se acercaron a conocerme.

L'étoile? —preguntó una mirándome de arriba abajo— ¿De dónde eres?

—Phoenix. —murmuré

—¡A ensayar! —gritó una mujer de gafas

—¡Clarisse! —la llamó Camille— Ella es mi tía, su nombre es Clarisse y es la entrenadora.

La mujer rubia y bastante guapa se me acercó, tomó mi mentón viendo mis ojos y se apartó.

—Jamás había visto esos ojos. —me dijo— L’étoile?

—Gabriel la escogió. —le dijo Camille

—Nombre.

—Cora James. —respondí

Même sa voix est belle. —le dijo a Camille sin contar con que yo hablaba francés

(…)

—Nos vemos mañana a la misma hora. —nos dijo Clarisse

Salí del lugar y tomé un Uber hacia casa nuevamente, al llegar Lulú había cocinado tacos haciéndome deleitar con el aroma.

—Para que tengas el estómago lleno. —me los entregó

Empecé a comer y justo la puerta se abrió, Rachel entró y enarqué una ceja.

—¿Dónde estuviste estos días? —le pregunté comiendo

—Te dije que en una misión.

—¿Ah, si? Qué raro porque un tal Parker llamó a preguntar dónde coño estabas, el capitán Parker de hecho.

Se quedó muda y se sentó.

—¿Estabas con ese hombre, no? —le pregunté segura de la respuesta

—Si…

Me puse de pie molesta y ella me dedicó su mirada de arrepentimiento.

—Rachel, te estoy hablando en serio, o le dices tú a Bratt o se lo digo yo.

—¿Decirle qué?

La voz de papá me hizo paralizarme, me giré y ahí estaban todos los James.

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora