Horas después estábamos en Phoenix, Death tocó la puerta y la primera en abrir fue Emma.
—¿Y usted quién es señorito fortachón? —le dijo con su voz tan alegre
—Te llegó un regalito. —canturreé
Emma ahogó un grito y se me lanzó encima sacándome un gemido de dolor.
—¡Lo siento, lo siento! ¡Estás aquí! ¡Mamá, papá, Sam! ¡Cora está aquí!
—¿Te estás drogando? El animal de Chris- —mamá que iba bajando las escaleras se quedó atónita al verme— Cori…
Mamá empezó a llorar y me abrazó fuertemente sollozando, después llegó papá y este besó mi cabeza llorando sin poder parar, Sam hizo lo mismo.
—Vamos, te llevaré a tu cuarto. —me dijo mamá
Me ayudó a subir y me sentaron en la cama, noté como repasaba a Death y le sonreí.
—Es un amigo. —murmuré
—Me alegra que estés aquí, con tu familia, no sabes lo preocupados que estábamos, y el animal de Christopher te llevó y no nos dejó ni verte. —mamá hablaba a toda velocidad— ¿Cómo te sientes?
—Sam puede cuidarte, lo hará, ¿No? —dijo papá mirando a Sam y esta asintió rápidamente
—Por supuesto, llamaré para que traigan lo necesario, te prometo que te ayudaremos en todo.
—Gracias, los he echado de menos a todos. —dije tratando de contener las lágrimas, eran muchas cosas encima
—Deberían ir a comprar todo, vayan al supermercado y traigan lo necesario para hacerle pasta a Cora. —dijo mamá sacando a todos de la habitación
—¡Te haremos la mejor pasta del mundooo! —me dijo Emma saliendo y le sonreí
Mamá se sentó a mi lado y tomó mi mano besándola, acarició mi mejilla y suspiró.
—Cuéntale a mami, mi niña. —me dijo
Me senté y de repente mi labio empezó a temblar. Me abrazó con fuerza y empecé a llorar.
—¿La vida está siendo mala contigo, mi amor? —me habló con dulzura cómo cuando me caía de pequeña
—Mucho, mami. —sollocé
—Pero tú eres una Michells, ¿No es cierto? —me miró fijamente sonriendo
—Sí.
—Y eres fuerte, lista y hermosa, y no debes permitir que nadie te haga pensar lo contrario.
—Estoy enamorada. —murmuré— Me he enamorado de un Morgan, mami.
—Cora…
—Lo amo, lo hago desde hace mucho… —limpié mi rostro— Y quizá él también lo haga, pero no está dispuesto a cambiar por mi.
—No es amor entonces, Cora.
—Sí lo es, me ama mucho, pero su miedo le puede más, lo conozco muy bien y… él a mí también, nos amamos, pero no podemos estar juntos. —murmuré
—Cora, a pesar de que los Morgan me parecen repugnantes y demás palabras despreciables, estoy dispuesta a apoyarte si algún día decides estar con él. —tomó mi mano apretándola— Quiero que seas feliz, quiero que todas lo sean.
—Gracias, mami. —le sonreí
—Ahora duerme un rato, cocinaré la cena y te despertaré.
—Okey. Dile a Death que se puede quedar en la casa de invitados.
—Cómo quieras, amor. —besó mi frente y cerré los ojos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
