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Ya habíamos salido del spa con la na actitud más relajada, Gaby me estaba contando sobre su ligue de la semana, una chica llamada Isabel.

—Llámala. —murmuré por enésima vez

—¿Y si no quiere verme más?

—Pues a por la siguiente presa, eres joven, bella y soltera. —le dije con simpleza

—Tienes razón, la llamaré mañana. —asintió

—Perfecto, ¿A dónde vamos ahora?

—A comprar el vestido para la fiesta.

—¿Fiesta? —fruncí mi ceño

—Claro, tonta. Tu última fiesta en Londres con la vieja escuela. —bajamos del auto entrando a una tienda

—¿Invitaste a todos?

—A todos. —me aseguró

—¿Qué color debería llevar? —le pregunté ojeando los vestidos

—Rojo pasión, para atraer más a Frederick. —dijo con picardía y me reí— ¿Aún no te ha follado?

—No. Frederick es muy respetuoso.

—O sea, lo contrario a lo qué te gusta. —enarcó una ceja

—No, me agrada que sea así. —murmuré

—Bueno… ¿Puedo escoger yo el vestido? —me hizo ojitos

—Dale. —acepté

—¡Sí! —empezó a buscar como loca

Gaby haría que el vestido fuera lo más “follaccesible” según ella era un vestido accesible para follar, palabra inventada por ambas.

—¡Lo encontré! —gritó en la otra punta de la tienda

Caminé hacia ella y me mostró un vestido rojo, corto con una pequeña apertura en la pierna, sin mangas y alrededor del escote llevaba pelo negro.

—Es perfecto. —le dije sonriendo

—Con esto el señor Course te dará como televisor viejo. —me codeó

Me carcajee y fuimos a pagar, salimos nuevamente de la tienda y nos acercamos a un restaurante para poder comer algo.

—¿Cuándo será la boda?

—Lo más pronto posible, necesito casarme para que esos cinco meses pasen rápido. —le dije bebiendo de mi malteada

—Bueno, quizá hasta logres enamorarte, ¿No?

—Quizá. —susurré

—Si lo dices así parece que nunca pasará. —bostezó— Sé que nunca amarás a nadie que no sea Christopher, a mi no me tienes porque ocultar nada.

—Lo sé, me conoces muy bien.

—Y porque te conozco también te digo que aunque lo ames a él también te amas a ti misma, ¿Y que es más importante?

—Yo.

—Exacto. Así que si tienes que casarte con Frederick para intentar olvidar a un hombre que te pisotea y juega contigo; hazlo. —tomó mi mano

—Te amo mucho, Gaby. —le sonreí— Lo sabes, ¿verdad?

—Es obvio, imposible no amarme. —se hizo la diva— Yo también te amo mucho Cora.

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora