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Hace ocho años.
(2/3)

Adrián y Pedro estaban a ambos lados de Gaby y de mi, ella y yo hablábamos mientras observamos la carrera.

—Christopher compite por diversión, el dinero le basta y le sobra. —me comentó

—Eso explica muchas cosas, se nota que un hombre bastante complicado. —murmuré

El auto de Christopher llevaba ventaja pero fue chocado por el del italiano varias veces, ya estaban a nada de llegar a la meta y el italiano llevaba ventaja, todos estaba callados mientras miraban los autos, de un momento a otro Christopher aceleró logrando cruzar la meta de primero. Todos empezaron a gritar y aplaudir como locos, Pedro me llevó al centro de la pista donde estaba Christopher.

—Gané. —me dijo presumiendo

—No esperaba menos. —sonreí

Tomó mi cintura y me puso a su lado, le dieron un gran fajo de billetes y me lo entregó.

—Para ti.

—¿Por? —pregunté

—Tómalo cómo un regalo, bebé. —me besó frente a todos

Caminamos nuevamente hacia su grupo y todos lo felicitaron, nos sentamos en un sofá y él me acomodó en sus piernas haciéndome sonreír.

—La mujer de Christopher es hermosa. —escuché cómo susurraban por un lado

—Tiene apariencia de Diosa.

—Hacen una pareja increíble.

—¿Nunca habías venido a una carrera? —me preguntó Christopher

—Sí, es Londres fui a unas cuantas pero no son iguales. —le dije acariciando su cabello

—¿Sabes correr?

—Por supuesto. —dije totalmente orgullosa

—¿Te vas con Gaby hoy? —me preguntó

—No lo sé.

—Ven conmigo hoy, mañana te dejo en tu casa. —me dijo sonriendo

—No lo sé, no quiero dejarla sola.

—No está sola.

Miré a Gaby y estaba con un tipo, me miró y me alzó los pulgares.

Estaba por hablar pero entonces vi como nuevamente el italiano se acercaba.

—Entra en el auto. —el tono frío de Christopher me hizo saber que esto era serio

—Hiciste trampa. —escuché ya que los vidrios estaban abajo

—No sé de qué hablas. —Christopher encendió un cigarro totalmente tranquilo

—Acepta que perdiste y ya. —Simón se puso al lado de Christopher respaldándolo y Pack hizo lo mismo

—Sabes que no puedes traer a quienes no son parte de este mundo. —su mirada me atravesó poniéndome nerviosa

—Pues ya es parte. —le dijo Christopher

—No ha pasado la prueba. —le dijo el italiano

—Está en mi pandilla, yo veré como hago las cosas. —Christopher ya se estaba irritando

—Sácala.

Sin darme cuenta un tipo abrió la puerta y tomó mi brazo llevándome al lado del bando contrario.

—No la metas en esto. —la voz de Christopher cobró un tinte amenazante

El italiano se me acercó y sentí como el corazón me latía a mil por hora, acarició mi mentón y aparté el rostro.

Bella donna. —las palabras me erizaron

Mi mirada se cruzó con la de Gabriela quién estaba siendo retenida por Pedro para que no se le lanzará encima al italiano. Sentí la mano del tipo que me tenía acariciando mi culo y eso bastó para que con mi codo le diera en la nariz haciéndolo sangrar.

—Parece que a los hombres ya no los educan bien. —murmuré

El italiano trató de golpearme y lo esquivé, antes de poder reaccionar alguien se me lanzó encima esquivando el balazo que me venía a la sien, el tiroteo empezó y vi que fue Patrick quién me había salvado.

Todos se disparaban entre todos y la sangre se esparcía por el lugar, Christopher golpeaba a tres tipos y claramente estaba desorientado por los golpes que le proporcionaban.

Me zafé del agarre de Linguini y fui con Christopher, mi bota dio contra el estómago de uno alejándolo de Christopher, cuando vi que el otro estaba ahorcando al pelinegro tomé el perfume que llevaba en mi bolsillo y se lo lancé en la cabeza haciéndolo gritar.

—¡Vete! —me gritó Christopher

Gaby se me acercó y corrimos hasta el auto rojo, me senté en el asiento de piloto y ella atrás, arranqué el motor y Gaby me gritaba que arrancara.

—¡No puedo manejar bien! —dije desesperada mostrándole el pedazo de vidrio incrustado en mi mano

—¡Yo no sé! ¡Pero o manejas o nos matan pinche estúpida!

Cómo pude aceleré llevándome por delante a quien fuera.

—¡A la derecha! —me gritó

Giré el volante bruscamente yendo a la salida, grité cuando una bala se estampó contra el vidrio trasero, miré el retrovisor y ahí estaba él, con su semblante sombrío sonriendo.

A presto, bella donna. —leí sus labios

Conduje con mi mano sangrando, llegamos hasta un lago cercano y el frío me helo el cuerpo.

—No mames. —Gaby estaba riendo como maniática— Que buena anécdota.

—Casi me vuelan la cabeza dos veces. —me reí con ella

—Güey te juro que vi pasar tu funeral.

—Yo vi a mi papá regañándome en mi ataúd. —bromee

Ambas reímos y abrimos unas cervezas que estaban dentro, las dos realmente estábamos asustadas, sabíamos que estábamos adentradas en un mundo peligroso pero nunca habíamos visto la muerte en persona.

Ambas reímos y abrimos unas cervezas que estaban dentro, las dos realmente estábamos asustadas, sabíamos que estábamos adentradas en un mundo peligroso pero nunca habíamos visto la muerte en persona

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora