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Llegué a la casa de Fred y su empleada me abrió la puerta, era un casa bonita y pequeña, solo vivía él y la servidumbre.

—¿Amor? —lo llamé

—Hola, hermosa. —me besó— Te ves bien, ¿Cómo te sientes?

—Mejor, Sam me ha ayudado mucho. —le sonreí

—Una familia llena de mujeres inteligentes. —me invitó a tomar asiento

—Y hermosas, no lo olvides. —me reí levemente

—¿Qué has decidido? ¿Vivirás aquí sola?

—No, he reconsiderado tu propuesta. —tomé su mano— Me iré a vivir contigo a Nueva York.

—¿De veras? —besó mi mano— ¡Es la mejor noticia que me has podido dar, cariño! —se levantó y me levanté con él

—¿Podríamos empezar ya con la mudanza?

—Por supuesto, en dos días nos iremos de Londres y empezaremos con nuestra propia vida. —me abrazó

—Te quiero, Fred.

—Yo también Cora, y prometo hacerte la mujer más feliz del mundo en este tiempo.

—Yo también pondré de mi parte, lo prometo. —lo besé suavemente

(..)

Me levanté después de haber dormido con Frederick. Me vestí mientras Fred me hacía el desayuno, bajé y había preparado pancakes de banano con queso, mis favoritos.

—Hoy iremos al cine. —me dijo y asentí

—Me parece perfecto. —lo besé tomándolo por sorpresa

Nos sentamos a desayunar y me contó sobre su día de ayer, el trabajo y los vasos que había hecho, coincidíamos en la mayoría de las cosas.

—¿Qué harás con tus carreras? —me preguntó

—Pedí un traslado a Nueva York.

—Bien. Quería preguntarte quién fue el tipo que te llevó a Hong Kong.

—Ah. —bebí café— Es un amigo de hace varios años, tiene una conocida allá y me quiso ayudar, pero preferí estar con mi familia.

—Me parece mejor, sé que eres muy unida a ellos y ahora que nos vayamos a Nueva York podrás pasar más tiempo con ellos.

—Sí, no estoy acostumbrada a estar lejos de ellos. —le sonreí

—Seguro seremos muy felices. —me sonrió

 —me sonrió

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora