DIECISÉIS

333 43 18
                                    

Viktor bebe de la copa que le he servido y me siento en el sillón que está frente a él.

— ¿Me vas a contar ya que pasa? —Pregunto alzando mis cejas.

— ¿Yo? —Se ríe— ¿Qué pasa contigo, Mark? Porque no estoy entendiendo una mierda de nada —pone los codos sobre sus rodillas y deja la bebida en la mesa.

— ¿Sobre?

— Chiara, el dinero y los ataques que estás sufriendo.

— No sé si puedo confiar en ti.

— ¿Qué? Soy tu jodido hermano —se echa hacia atrás en el sofá, indignado— Claro que puedes confiar en mí.

Viktor nunca me ha fallado, pero tengo una mala sensación ahora. Quizás es porque tiene a Masha en un altar, como la tenía yo.

— ¿Estás enamorado de Masha? —Le pregunto.

— ¿Eres idiota? —Se levanta— Que yo la cuide porque tú pasas de ella no tiene nada que ver.

— La hemos protegido demasiado, Viktor, por eso ahora no sabe cuidarse sola.

— ¿Te estás escuchando? —Pregunta alucinado— ¿Ha sido Chiara? ¿Te está comiendo la cabeza? Ni siquiera sé qué demonios hace aquí de nuevo.

— Andrey robó ocho millones de rublos de las cuentas de la empresa y se los dio a Chiara si se iba.

Suena mal, muy mal, pero no puedo decir por qué Chiara los aceptó.

Mi hermano se queda callado, con su ceño fruncido y espero que no se comporte como un niñato de veintitantos años que es lo que es ahora mismo. Espero que sea capaz de comprender la situación y entender en el punto en el que me encuentro.

— ¿Y eso te lo ha dicho Chiara? —Se ríe— ¿Y tú te lo crees?

— Siéntate, Viktor —le señalo el sofá.

— No voy a sentarme.

— Siéntate —vuelvo a ordenarle— y déjame que te cuente por qué creo que fue él, ¿vale?

No muy convencido de escuchar la historia, vuelve a sentarse en el sofá y se toma el vodka de un solo trago, dejando el vaso de nuevo en la mesa. Empiezo a contarle lo que puede saber, que Chiara no tenía acceso a las cuentas y que él o papá fueron los únicos que pudieron haber sacado dinero. Le cuento la versión que Chiara me dio y le cuento que Masha lo sabía. Al principio sí pensé que ella podía haber accedido a las cuentas de la empresa, el dolor me cegó y ni siquiera pensé en cómo pudo haberlo hecho. Quizás incluso llegué a pensar que mi familia podía haberle ofrecido dinero por dejarme, pero... ¿En el altar? No. Eso ha dejado mal a toda la familia y hemos, o mejor dicho, he sido el chisme de la prensa rosa durante mucho tiempo.

— ¿No crees que papá haya sido capaz de ofrecerle dinero a Chiara para que se fuera? ¿Te recuerdo lo que hizo con...? —Intento recordar el nombre de la chica y Viktor se levanta.

— No la menciones.

— Le ofreció dinero para estudiar en Estados Unidos y ella aceptó y te dejó.

— Sí. La diferencia es que yo no volvería con ella y tú tienes a Chiara aquí después de todo.

— ¿Sabes algo que yo no sepa, Viktor? Pasas más tiempo con nuestros padres.

Niega con la cabeza y se dirige a la mesita para coger la botella de vodka y acercarla a la mesa. Llena su vaso de nuevo y le da un largo trago. Lo miro y analizo cada movimiento, está un poco inquieto.

— Lo único que sabía era que papá iba a poner en conocimiento de la policía que Chiara había robado, por eso fui a avisarte. No sé nada, Mark. ¿Te has dado cuenta que desde que Chiara volvió a nuestras vidas de nuevo todo es un caos? ¿Qué mierda es eso de los tiroteos? Tío, es algo serio —se bebe el contenido del vaso en un solo trago de nuevo.

A LA CAZA DE CHIARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora