VEINTICUATRO

230 27 6
                                    

Soy una chica tonta y fácil. Aunque mamá dice que eso se llama estar enamorada hasta las trancas. Sé que me dijo que no cayera en él tan fácilmente, pero aquí estoy, yendo a cenar a casa de su familia para celebrar la "navidad rusa" con un anillo de compromiso en mi dedo.

Me quedé completamente paralizada cuando él me enseñó el anillo. No porque tuviera un pequeño diamante en él, sino porque yo no sabía qué demonios de decir. Mi familia estaba observando y él me estaba mirando de una forma que... Dije que sí.

Pero seguí enfadada, por supuesto y él, lo entendió.

Estaba cumpliendo su promesa de intentar llevarlo todo hacia delante sin dejarse nada atrás, es decir, el trabajo y a mí. Ha estado volviendo pronto del trabajo y hemos pasado momentos juntos, disfrutando.

— Relájate —coge mi mano— Irá bien, solo cenaremos y nos iremos. No tengo más ganas que tú de ir —hace una mueca.

No tengo ni un 1% de ganas de ver a su familia, pero es lo que tengo que hacer, por él, más que nada.

— Estoy relajada —muevo mis hombros y él se ríe suavemente.

— Está bien —aprieta mi mano y miro por la ventana, viendo como la mansión imponente de los Ivanov está cada vez más cerca.

Todo está nevado y se ve precioso, es más, esa mansión podría ser un lugar de interés turístico.

— ¿Saben tus padres que soy ahora tu prometida?

— No, no les he dicho nada.

El corazón me da un vuelco y lo miro completamente horrorizada. Él me mira un segundo antes de volver su vista a la carretera.

— Me voy a quitar el anillo para esta cena —suelto su mano y Mark vuelve a ponerla sobre la mía.

— ¿Qué? No hagas eso. ¿Qué hay de malo en que lo seas? —Pregunta frunciendo el ceño.

— Mark, no soy la favorita de tu familia.

— Pero sí eres mi favorita, eso es lo único que debe importar, por favor.

Decido quedarme el anillo y cuando llegamos a la puerta de su casa, veo que también están allí Andrey y Masha, al menos sus coches.

Mark me abre la puerta para que baje del coche porque sabe que no tengo ganas de bajar y puedo ver la tristeza en su rostro cuando piensa en que no me llevo bien con su familia.

— Sé que no son perfectos —me susurra—, pero eres la mujer a la que quiero —coge mi fría mano y la lleva a sus labios para besar mis nudillos — Te aceptarán.

No estoy tan segura.

Su mano agarra la mía con fuerza intentando transmitirme seguridad y, por un momento, la siento. Ellos no son mejor que yo y por mucho que a Nina le moleste, su hijo me ha elegido a mí y yo a él, no hay más que hablar.

— Por fin —La despampanante Masha se acerca a nosotros con un conjunto negro elegante de pantalón y camisa y abraza a Mark para después abrazarme a mí— La edad media es de 50 —señala a la sala— Necesito tomarme algo y conversar con alguien de mi edad urgentemente —me sonríe y le sonrío de vuelta.

— Déjame tu abrigo, Chiara.

Mark llama mi atención y me lo quito para dárselo y él lo cuelga en el perchero elegante y alto que tienen allí.

Escoger pantalones por esta vez no ha estado mal. Mark coge mi mano cuando nos dirigimos a la sala donde su padre está contando una anécdota por lo que parece y su madre, Andrey y una señora que no conozco, se ríen.

A LA CAZA DE CHIARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora