Capítulo 9. Paciencia

188 23 24
                                    


- ¿Qué? – Arthit le miró atónito. – Kong, no digas tonterías. Tus padres te quieren mucho, si vieras a tu madre como hablaba de ti... - Arthit calló hablando más bajo a medida que acababa la frase. Se quedó pensando en sus propias palabras mientras su mente digería la mentira a la que le habían sometido durante esos tres años.

- Tienes razón, ¿por qué ellos harían tal cosa? – Kong murmuró agachando la cabeza. No pudo evitar sentirse decepcionado por la respuesta de su amigo y se alegró de no haberle contado nada pues, si no creía eso, ¿creería entonces su secreto?

Kong se soltó con sutileza y se giró para irse.

- ¡Quieto ahí! – Arthit se puso frente a él y le cogió de nuevo la mano. - ¿Por qué te echaron? Ambos sabemos que te quieren mucho. Siempre nos han dicho que ambos fuimos muy esperados y que se alegraron cuando nos tuvieron. – Arthit miró fijamente los ojos oscuros y entonces entendió. - ¿Hay algo que me ocultas, cierto? – Kong asintió. - ¿No puedes decirme? – Negó. – Kong, soy Oon, tu amigo. Siempre confiamos el uno en el otro, nunca ha habido secretos entre nosotros. Cualquier cosa que te moleste puedes decirme.

Kong le miró con ojos de cachorro haciendo que el castaño entendiese que no le iba a decir nada.

- ¿Por qué no quieres hablar?

- Lo siento.

- No quiero que te disculpes más. Quiero que me lo cuentes.

Arthit se inclinó hacia delante buscando la mirada de Kong, que había vuelto a agachar la cabeza. Cuando vio sus ojos, pudo ver una mezcla de miedo y ansiedad.

- Sé que no eres muy paciente, pero, ¿puedo pedirte tiempo? – Arthit lo miró unos segundos esperando a que continuara. – Encontrarte no solo fue un shock para ti, también lo fue para mí. Realmente no esperaba encontrarte aquí, por lo que necesito tiempo para hablar contigo. ¿Crees que podrás dármelo, por favor?

El castaño que no había dejado de mirar esos ojos oscuros, sonrió levemente cuando vio un puchero adornar sus labios.

- Eres un manipulador, - dijo suspirando entre sonrisas. – Sabes que soy débil ante tus pucheros. – Kong le miraba esperando su respuesta. – Claro que sí, tómate todo el tiempo que necesites.

- Gracias Oon. Cuando esté listo, prometo contártelo todo. – Kong sonrió levemente.

El castaño sonrió y sin dejar ir la mano del moreno, empezaron a caminar hacia donde estaban los amigos del primero.

- ¿Te molesta? – Preguntó de golpe Arthit girándose y levantando ambas manos entrelazadas.

- Tus manos nunca lo han hecho Oon.

Y así, cogidos de la mano y en silencio llegaron a la cafetería. Se acercaron donde les esperaban los 4 amigos. Lee fue el primero que los vio llegar y se los quedó mirando mientras sonreía con disimulo.

Kit, que estaba sentado a su lado, también sonrió cuando les vio aparecer y su sonrisa desapareció cuando vio sus manos unidas. Se estaba preparando para hablar cuando el dedo índice de Arthit le señaló.

- Vete acostumbrando a vernos de la mano. Siempre íbamos así a todos lados. ¿Verdad Kong?

- Totalmente cierto. – Asintió.

Ambos se sentaron uno al lado del otro, estando Arthit al lado de Kit, que solo hacía que sonreír cuando este tomó asiento a su lado. Cuando el castaño se acomodó, le dejó un leve codazo en las costillas.

- ¡Déjame en paz! – Murmuró vergonzoso el castaño.

Kong les miraba sin decir nada, esperando para poder ir a comprar la comida. Centrado estaba mirando a ambos interactuar, cuando su teléfono sonó, haciendo que Arthit y Kit le miraran brevemente.

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora