CAPÍTULO 19. Tú y yo

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Era de madrugada cuando Arthit abrió los ojos. Sonrió cuando notó la mano de Kong entrelazada con la suya. Con el dedo pulgar, empezó a acariciarla con la intención de despertarle.

- ¿No puedes dormir, Oon? – Se removió somnoliento el moreno abriendo levemente los ojos.

- Sí, tengo sueño, pero necesito que estés despierto. – Arthit se incorporó sentándose en la cama. – Ven.

Tiró levemente de él para obligarle a levantarse y se sentó frente a él. Arthit miraba fijamente el rostro de su amigo, iluminado levemente por la luz exterior, haciendo que el moreno se removiera un poco incómodo.

- Oon – susurró - ¿qué pasa?

El castaño cerró los ojos brevemente, cogió aire y volvió a abrirlos.

- Moon, - inició despacio y tranquilo. – Han pasado muchos años y has pasado por muchas cosas que no deberías haber vivido. Esa noche, esa maldita noche en Pattaya, cambió la vida de ambos, pero principalmente la tuya. Ese día, a ambos nos robaron una parte importante, por eso ahora quiero cambiarlo. Esa noche tendría que haber sido muy diferente, sé que no es la fecha exacta y que los dos hemos cambiado, pero mis sentimientos no, estos siguen siendo los mismos que los de aquel día. Por eso, todo lo que quería decirte esa noche allí en la playa, te lo digo aquí y ahora: me gustas. Me gustas mucho Kong. Me gustas tanto que llevo todos estos años enamorado de ti. Nunca perdí la esperanza en encontrarte de nuevo y ahora que estás aquí, a mi lado, no te dejaré ir. Jamás.

Arthit miraba con deleite la cara de Kong. Era poca la luz que iluminaba, pero el castaño, podía ver cada facción de la cara de su mejor amigo. Y sonrió cuando juraría que, en las mejillas de su amigo pudo percibir que se estaban coloreando levemente.

- Oon, - susurró de nuevo - ¿qué quieres decir?

- Estoy diciendo si quieres salir conmigo. – Arthit sonrió apretándole la mano.

- ¿En serio? Pero yo... bueno... Sabes lo que pasó y yo... bueno...

- Sí, lo sé, y justo porque lo sé, mis sentimientos no han cambiado, al contrario, se volvieron más fuertes con cada palabra que te escuchaba decir.

- Entonces, ¿realmente quieres salir conmigo? – Arthit asintió. - Cómo novios. – Arthit no pudo evitar reír levemente y volvió a asentir. Pero al ver que pasaban los segundos y Kong no contestaba, su sonrisa se fue borrando.

- Pero, si no quieres o no estás preparado, no voy a forzarte. Yo, solo quería contártelo. Quería que lo supieras. Eso es todo.

- Entonces, ¿seguiremos yendo cogidos de la mano, comeremos juntos, dormiremos como hasta ahora, iremos al cine solos y veremos películas acurrucados en el sofá? – Kong preguntó enumerando las cosas que hacían con los dedos.

- Claro. Eso es lo que hacen las personas que están saliendo, por eso creí que nosotros también lo estábamos haciendo, pero Maze, - Arthit miró el rostro de Kong – me dijo que tú le dijiste que no lo estábamos haciendo, por lo que quise aclarar contigo este punto. Yo quiero salir contigo, quiero hacer las cosas que hacemos pero oficiales, que nuestros amigos sepan que estamos juntos, aunque creo que ya lo saben. – Seguía mirando el rostro de Kong y un poco abatido, vio como este no mostraba ninguna expresión, e incluso le apartó la mano cuando fue a cogérsela. – Pero entenderé que tú no quieras. Supongo que debo traerte malos recuerdos y...

Pero Kong no le dejó acabar, abalanzándose contra él.

- Si quiero – susurró empezando a frotarse contra su cuello. – Y tú no me traes malos recuerdos.

Arthit le cogió por los hombros y lo separó levemente.

- ¿Me has dicho que si? – Kong asintió levemente - ¿En serio? – Volvió a asentir. – Sabes, en este momento soy inmensamente feliz. – El moreno le vio sonreír. Se quedaron en silencio, mirándose fijamente lo que parecieron horas. – ¿Puedo? – Susurró acariciándole la mejilla mirando fijamente sus labios - quiero besarte.

Kong asintió dejando hacer al castaño. Sabía lo que iba a suceder por lo que cerró los ojos y apretó los labios con fuerza. Poco a poco notó la cercanía de Arthit, su aliento acercándose, su loco y agitado corazón, incluso, percibía su penetrante mirada. Unos segundos después, notó sus labios tocando los suyos, notó la calidez y cuando la presión se hizo un poco más fuerte, una agradable sensación le acariciaba el cabello, por lo que desechó los recuerdos que amenazaban con salir y se relajó al tacto de las manos de Arthit acariciando su pelo.

Por el contrario, Arthit, se acercó con cuidado y cuando presionó sus labios contra los de Kong, notó la fuerza en ellos. No supo que hacer, no sabía si retroceder o quedarse allí. Entonces, solamente dejó su mente en blanco y dejó hacer a su instinto. Al no moverse, notó que la tensión de Kong disminuía y entonces, su mano se movió hacia su cabello para acariciarle. Sonrió internamente al notar que Kong dejaba de apretar sus labios. Decidió moverlos levemente, pero este se removió incómodo. Dando por entendida la señal, se separó dando por finalizado el beso.

Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fueron las mejillas levemente coloreadas  del moreno y una tierna sonrisa, se dibujó en su rostro, notando también las suyas mucho más calientes de lo habitual.

- Sabes, – empezó con un leve susurro queriendo romper la tensión que se había formado alrededor de Kong – me alegra no haber salido con nadie, pues he podido dar mi primer beso a la persona que realmente me gusta.

Kong bajó la vista al escucharle.

- Lo siento, Oon. Siento no poder decir lo mismo.

- ¿Qué? – Arthit le miró sorprendido. – Escúchame – le cogió de las mejillas y le obligó a subir la mirada. – Esa no fue tu primera vez, más que nada, porque él te obligó a hacerlo. Tú no querías, por lo que él te la robó. Ahora es distinto, ahora tú has querido hacerlo; por qué querías hacerlo ¿verdad? – Kong asintió. – Bien, entonces este cuenta como tu primer beso. No, nuestro primer beso.

- Gracias Oon.

- No hay de que, Moon. Ahora que ya está aclarado, vayamos a dormir.

Ambos se tumbaron de nuevo en la cama, quedando frente a frente con las manos entrelazadas. Kong cerró los ojos y Arthit le imitó, pero el castaño no podía dormir, estaba realmente feliz manteniendo una sonrisa boba en su rostro. Por fin su sueño se había hecho realidad.

Iban pasando los minutos y Arthit seguía sin poder dormir, solo que esta vez, algo llamó su atención: el cuerpo de Kong, lentamente, se había acercado y ahora, estaba acurrucado contra el suyo. Por ello, no podía dormir, pues la sonrisa en su rostro, aumentó.

- Oon, no estés nervioso – Kong, por fin, decidió romper el silencio y pasó el brazo por la cintura y apoyó su rostro en el pecho del castaño. – No voy a irme otra vez. Ya no. Ya no tengo miedo. – Dijo esto último bostezando.

- ¿Estabas despierto, Moon? – Arthit preguntó apretándole contra su cuerpo, pero no obtuvo respuesta, pues Morfeo acababa de vencer al moreno llevándole al paraíso de los sueños. Le dejó un beso en la cabeza. – Sé que no vas a volver a irte, porque esta vez no voy a permitirlo. – Le dejó otro beso y cerrando los ojos se acurrucó y volvió a sonreír.

Y con esa sonrisa boba, Morfeo también venció a Arthit, llevándole también al paraíso de los sueños, donde se encontraría con Kong, hasta el amanecer.

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