El camino hacia ti (Jinx)

Capítulo 1

Estoy inquieto, no voy a negarlo, así como tampoco voy a negar que me molesta un poco que mi abuela haya dado por hecho que soy el único capaz de recibir a este nuevo estudiante y me refiero a él como estudiante porque prefiero no pronunciar su nombre de momento. Al menos no hasta que sea necesario.

Me acomodo la corbata frente al espejo, me pongo el saco del uniforme, respiro hondo, vuelvo a mirar mi propia expresión para practicar la sonrisa y fingir que todo va bien conmigo. Sé que puedo hacerlo, puedo aparentar que no lo recuerdo, puedo fingir que no me provoca nada volverlo a ver luego de tantos años sin hablar. Él se burlaba de mi todo el tiempo, se aseguró de inventar todos los chistes posibles durante mi tratamiento de ortodoncia y claro, esparció aquel rumor de que yo mojaba la cama por las noches ¿Por qué lo hizo?

No recuerdo algún día en el que no haya sido amable con él, llegué a creer que éramos amigos, hubo instantes en los que pensé que le caía bien. En realidad, no era más que un egocéntrico niño traumado por la falta de amor entre sus padres, tampoco soy responsable de que no la pasara bien cuando teníamos como 10 años, me da lo mismo qué fue de su vida o qué fue lo que le llevo a volverse parte de este internado.

Mi abuela como directora de este lugar, lo ha aceptado aun y cuando estamos a mitad de semestre, ha insistido en que darle la bienvenida es lo mejor que podemos hacer. Se le ha metido en la cabeza que a él y a mí nos antecede un pasado amistoso en el que el cariño perduró con el paso del tiempo ¡Se equivoca! Nunca me sentí mejor que el día en que nos mudamos, nunca me sentí tan aliviado de saber que no volvería a ver a alguien. Este chico, este molesto chico que no hizo más que volverme el centro de las burlas y crearme mala fama en la primaria ha vuelto a mi vida para hacerme recordar cosas que creía haber olvidado.

Si pienso en él, mi mente se encarga de entregarme sólo imágenes desagradables en las que claramente no puedo simpatizar con él, sé que tuvimos algunos buenos días como ese en el que me enseñó a defenderme de otros propinando un par de patadas, o días como en el que corrimos juntos bajo la lluvia después de jugar futbol, gracias a él y a sus trucos pude ser alguien en el equipo infantil, yo sobresaliendo en un deporte que ni siquiera me interesaba.

Si pienso lo bueno, es bueno, pero si pienso lo malo, es terrible. Ok, pensando en esto ahora; se burló de mi tratamiento de ortodoncia, se encargó de informar a medio mundo que mojé la cama ¡Fue sólo una vez! ¿Por qué tuvo que decirlo?, criticó mis intereses por la poesía, se burló de mí y mi profunda admiración por las agrupaciones de chicas que se lanzaban cada año en las mejores agencias, me descubrió ensayando una coreografía de Twice y bueno subió el vídeo a YouTube... esperen ¿Lo habrá eliminado? Creo que es mejor si no me entero. Espero que venga con la idea de hacer como que no me conoce, de lo contrario todo será más incómodo.

Termino de prepararme para la mañana más incómoda de mi existencia, salgo de mi habitación con los tirantes de mi mochila bien acomodados en los hombros y vuelvo a respirar hondo para exhalar la frustración que lucha por dominarme. Las instrucciones son claras: debo esperar a este sujeto en las puertas del instituto para llevarlo hasta su dormitorio, entregarle su llave, compartirle el cronograma de actividades diarias, hablarle un poco sobre las reglas básicas de comportamiento, encaminarlo hasta su aula de estudio y alejarme de él, siendo este último punto el más importante.

Los chicos que no hacen uso de las habitaciones del instituto bajan de los autos de sus padres y me sonríen antes de entrar, no deben suponer que lo hacen porque realmente me aprecian o algo por el estilo, lo hacen porque soy el nieto de la directora de este lugar, no hay más que señales de empatía en todo lo que viene de ellos. Respondo agitando mi mano y sonrío con falsedad para que vean que no me desagrada la idea de seguirles el juego.