Capítulo 22

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23 de diciembre 2023

Caminamos por el parque al que vengo a pasar el tiempo desde que esa mujer apareció para perturbar mi tranquilidad en casa; la forma en la que caminamos tomados de las manos es agradable y reconfortante, sin embargo, hay dentro de mí una voz que no para de advertirme que todos se nos quedan mirando, debe verse demasiado extraño desde fuera, deben pensar que somos raros por caminar así de juntos y cariñosos.

—Mira Jaekyung, ahí está él— uso de pretexto de dar con el pequeño perro que me persigue hasta casa y vuelve aquí luego de asegurarse que cierro la puerta y no vuelvo a salir. De inmediato siento frío en el vacío que queda en la palma de mi mano que hasta hace poco estaba junto a la suya. Me agacho y rasco la cabeza del pequeñín que se recuesta en el suelo para que le toque la panza.

—Es muy lindo, sólo míralo. Un buen corte de pelo y será todo un perro de raza— el perro parece enloquecer al sentir las manos de Jaekyung encima, permite que le acaricie la cabeza y las orejas, mueve la cola tan rápido que nos reímos de él por la clase de espectáculo que da—. ¿Cómo se llama?

—No tengo idea, es un perro de la calle, supongo que deben conocerlo con muchos nombres.

—Deberías nombrarlo, parece haberte tomado cariño.

—Pues ahora parece más encariñado contigo, mira eso. Se está orinando de la emoción— estallo en carcajadas y Jaekyung aparta el pie lo más rápido posible, patea un poco para eliminar la orina del perro y terminamos junto a la fuente de la que toma agua y enjuaga su zapato.

El perro nos sigue hasta una banquita oculta en un pasaje de árboles y a pesar de que hace frío se echa a nuestros pies y duerme tranquilamente.

—Dan— usa un tono de voz bastante serio, su mirada dista de ser una mirada cariñosa y parece más bien, una en la que intenta ser formal. Una parte de mí sospecha lo que tiene para decirme, sé que si venimos hasta este lugar fue porque emprendí la huida en cuanto esa mujer apareció en el jardín de mi abuela e intentó dirigirme la palabra. Pensé que estaba loca por seguirme hasta ahí, sólo quería pasar un momento con Jaekyung y sostener su mano bajo el rayo de sol que nos calentaba los pies. No quería hablar con ella, no soporto oír su voz pronunciando mi nombre y no soporto que monte esa farsa de buena hija en la que se la pasa cocinando con mi abuela como si fuese la mejor compañía del mundo.

Antes de que Jaekyung llegara, las escuché llorando juntas, la puerta de mi abuela estaba entreabierta y asomé la cabeza encontrándome con que, juntas miraban fotografías de mi infancia, esta mujer se disculpó con mi abuela y sí, entiendo por qué ella es un blanco fácil en eso de creer su actuación; está enferma, débil y su amor de madre la doblega ante una mujer que se victimiza y ahora cuenta una historia en la que no podía superar su adicción al alcohol y deseaba la protección de un hombre. Sigo sin entender por qué una historia como esa debería ser suficiente para compadecerla, el punto aquí es que ella abandonó a su madre y a su hijo, abandonó a un niño pequeño del que de todas formas nunca se ocupó.

—No quiero hablar de mi madre Jaekyung.

—Pienso que deberías escucharla.

—¿Qué hay de ti? — le desafío. A pesar de que nuestras historias se han dado diferente, ambos coincidimos en que fuimos abandonados por nuestra madre—. ¿Si tu mamá regresara y te dijera que de pronto quiere estar contigo podrías perdonarla?

—Lo mío es diferente.

—¿Lo es Jaekyung?

—Bien, quizá es igual. La diferencia es que yo era un niño más grande.

—¿Querrías verla?

—Supongo que sí— parece que es honesto. Oculta sus manos en el calor de la sudadera y mira en dirección a las hojas tiradas frente a nosotros que se remueven por el viento—. Mi padre nunca pudo tocarme, al menos no cuando ella estaba cerca. Tengo recuerdos en los que la veo protegiéndome con su cuerpo mientras me rodea con sus brazos, le vi mentir sobre algunas de mis travesuras y huidas de casa cuando mi padre preguntaba por mí, la oí llorar en las noches en mi habitación diciéndome que ella me salvaría. No lo sé Dan, hacía mucho que no pensaba en ella, pero creo que llegó al punto en el que se desesperó tanto que no le quedó más que huir.

El camino hacia ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora