Capítulo 21

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Ha sido un trayecto de 45 minutos, tal vez más, no lo sé. El caso es que veo a través de la ventana del auto y descubro a Dan esperando por mí en la puerta de su casa, parezco un descontrolado de mierda, a punto de abrir el auto y bajar. Mi tío tiene que gritar que espere y obedezco, ya suficiente ha hecho con traerme hasta aquí.

—Tío tardaré 20 minutos.

—Que sean 10.

—¿Qué?

—Se hace tarde y ya viste que el camino es largo— me parece absurdo haber hecho un recorrido de tanto tiempo para durar tan poco con Dan.

—Por favor tío. Algo le pasa a...

—¿Tu novio? — enrojezco levemente de las orejas y me cruzo de brazos desviando la mirada, hemos estado toda la tarde discutiendo del por qué es importante permitir que viva mi primer romance con libertad supervisada, pero el caso es que no hemos dicho tan abiertamente la palabra "novios"

—Sí.

—Serán 15 minutos, baja ya.

Dejo el auto al fin, no sé si cerré la puerta muy fuerte o es que estoy imaginándolo todo por la prisa que tengo.

Pongo un pie dentro de la casa y cerramos la puerta para poder abrazarnos apoyándonos en ella. Dan no tarda en esconder su rostro en mi pecho y me abraza más fuerte de lo que lo haya hecho alguna vez. Correspondo con la misma intensidad y la inercia en un par de movimientos espontáneos nos lleva a establecer contacto visual y unir nuestros rostros para buscar los labios del otro con desesperación y ansias agobiantes.

Es una locura, nos hemos despedido esta tarde y aquí estamos como un par de descontrolados que se necesitan como si no necesitaran nada más que estar juntos.

Unos pasos cerca nos hacen alejarnos y nos encojemos de hombros notando que las luces de la cocina se encienden.

—Ella nos vio— digo haciendo referencia a la cocinera, una amable mujer que cumple con su trabajo.

—Eso creo— Dan sonríe y noto de inmediato esa misma tristeza que escuché en su llamada—. Vamos a mi habitación.

Subimos los escalones tomados de la mano, abre la puerta de su habitación y lo primero que capta mi atención es lo ordenada que se encuentra, tal como advertí antes hay algunas fotografías de esos grupos musicales que le gustan, aunque estas no tienen autógrafos. Miro la pizarra cerca de la ventana y sonrío ante nuestra foto de niños y me acercó para tomarla.

—Decías la verdad— une sus manos a las mías y busca mis ojos para poder mirarme.

—Deberíamos sacarnos una foto actualizada, han pasado 7 años y los dos hemos cambiado demasiado.

—Si te refieres a que ahora soy más alto, sí lo soy.

—Jaekyung...

Le abrazo en un movimiento sorpresivo y apoya el mentón en mi hombro. Me había propuesto respetar el silencio que se forma entre nosotros, pero no dice nada, así que acaricio su espalda y le animo a expresarse con una pregunta.

—¿Por qué llorabas?

—Recibí dos noticias hoy; una es triste y la otra confusa.

—¿De qué se trata?

Termina con nuestro abrazo y me insta a sentarme en su cama sosteniendo mis manos. Sus palmas son frías y adoptan la temperatura de las mías mientras las mantenemos juntas.

—Mi abuela no deja de hablar sobre las posibilidades de perder la vida en su cirugía y mi madre regresó de la muerte— me toma por sorpresa, no sé a lo que se refiere. Desde el primer día que lo conocí la historia de su madre muerta es algo que nos ocupó varias horas de conversación en la infancia. Lo miro con ojos bien abiertos y por más que le doy vueltas no encuentro cual de todas las preguntas que se me vienen a la mente sería la más apropiada.

El camino hacia ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora