El agua borró el rastro de sus lágrimas en su piel, más no de su alma, el collar brillaba gracias a la luz de la luna, pero era un brillo diferente al que tenía horas antes, aquel objeto valioso ya no tenía el mismo valor que cuando su esposa se lo entregó.
No muy lejos de aquel objeto tirado algo brillaba aún más, su pecho fue llenado con otro sentimiento, mejor que el dolor que sentía, camino hacia ello, lo tomó fuerte entre sus manos, sintiendo el peso que eso significaba.
Frente al espejo, el mismo en que el día de su boda observó su vestido, la vez que se observó como la futura princesa, ahora la situación era diferente, ya no era un futura princesa, ahora era un princesa, en todo el sentido de la palabra. El objeto en sus manos pasó a estar sobre su cabeza, sonrió al verlo en ella.
Pero lo más gratificante de ello, era el significado que el objeto tenía, y la sensación tan eufórica que la hacía sentir al ser su nueva dueña.
-Tal vez a ti te guste compartir, pero a mi no.
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Todos regresaron su atención de la princesa heredera, a su esposa, la castaña nuevamente ingresaba al gran salón donde se celebraban, esta vez no solo ella llamaba la atención, el objeto que llevaba puesto también lo hacía.
El flash de cada cámara la cegó, pero tanta era la luz que están producían que hacía brillar más aún el objeto, todos tenían un expresión de sorpresa dibujada en su rostro y al mismo tiempo maravillados.
Caminaba cada paso segura de si misma, hasta llegar junto a su esposa, quien seguía con Irene, al llegar se posiciona a la derecha de Lisa, quedándose en silencio, escuchando la conversación que tenían Irene y Lisa. Al poco tiempo por el rabillo del ojo observo a la reina acercarse con una sonrisa.
-Hija, me alegra que te hayas puesto, se me aún más deslumbrante en ti.
Ante las palabras de la reina, Lisa y Irene por fin le prestaron atención, dos reacciones diferentes por parte de ellas, la expresión de sorpresa de Lisa, y el ceño fruncido de Irene era lo que realmente necesitaba.
No por nada la reina le había obsequiado la tiara que por mucho tiempo ella había usado cuando era princesa, siendo aquella tiara la más icónica en la realeza, y no solo por el valor que esta tenía, si no historia detrás de ella.
-Para mi es un honor portarla -respondió con una sonrisa, ignoró la penetrante mirada de Irene sobre ella.
La copa de vino que sostenía parecía en cualquier momento quebrarse por la presión que le era ejercida.
El baile continuo, Jennie quedo sola en el momento que Lisa y Irene decidieron bailar juntas, no podía apartar la mirada de la pareja, bailaban muy juntas ante los ojos de Jennie, en momentos se susurraban al oído, la sonrisa cómplice que ambas tenían no le pasó desapercibida, algo dentro de Jennie comenzó a arder.
-Alteza -una suave voz cerca de su oído la hizo sobresaltar -, disculpe no era mi intención asustarla -varias reverencias hizo la chica un poco asustada.
