Capítulo 5

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Al ver llegar el auto no dudo en salir a la puerta, enseguida de abrirla la persona estaba pisando el último escalón, no dio espera, enseguida soltó la perilla corriendo hacia ella, ambas se abrazaron firmemente, riendo por el desequilibrio que sus cuerpos sintieron al chocar.

—Hola -susurro al oído de la más bajita.

—Te extrañe -la voz se escuchó sofocada al estar contra el pecho de la más alta, una risa juguetona obtuvo como respuesta.

Se separaron del abrazo, sosteniéndose las manos con la mirada fija en su unión, con la sonrisa plasmada en sus rostros decidieron ingresar a la casa.

—Te tengo un obsequio -la pelinegra saco la caja de terciopelo del interior de su saco, la más baja dejó a un lado la copa de vino que sostenía dándole toda la atención a la mujer frente a ella -lo diseñe yo misma, y antes de venir aquí fui por él -explicó dejando su copa sobre la mesa, poniéndose de pie hizo una seña para que su acompañante también lo hiciera.

Ambas caminaron hasta quedar de frente, la más baja se giró a pedido de la más alta, bajo la orden que cerrara los ojos, sintió algo posarse alrededor de su cuello, cuando se le permitió abrir los ojos quedó absorta viendo el objeto que ahora lucía en su cuello.

— ¿Te gusta? -la mujer a su espalda le susurro rodeando su cintura con los cálidos brazos de ella.

Se giró rápidamente para abrazarla.

—Me encanto, es hermoso, gracias Lisa -sonriente la abrazó más fuerte.

—Quise crear algo que te representara, que representara tu belleza Irene, y así surgió la idea de este collar, y no me equivoque, te queda hermoso, resalta aún más tu belleza -le sonrió dulcemente, al mirarla sus ojos brillaban.

Se sentía viva al estar junto a ella, sentir el calor reconfortante de la compañía de la pelinegra, le hacía olvidar lo que al salir por la puerta se convertía, en lo que al ingresar por otra se volvía, lo que en un gran castillo le esperaba.

Ambas unieron su frente mirándose a los ojos, pero después de un rato, unieron sus labios hasta quedarse sin aliento.

La castaña observó la llegada del auto al palacio desde su ventana, al ver como la persona por la que había estado esperando bajo de este y justo levanto la mirada encontrándose con la suya, no pudo contener la sonrisa que sus labios formaron al v...

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La castaña observó la llegada del auto al palacio desde su ventana, al ver como la persona por la que había estado esperando bajo de este y justo levanto la mirada encontrándose con la suya, no pudo contener la sonrisa que sus labios formaron al ver como ella también le sonreía agitando lentamente su mano.

Esa acción la animo, rápidamente salió de la habitación con gran emoción bajó las escaleras, todo el personal estaba también listo para recibirla, todos hicieron una reverencia al notar su presencia, y los pocos segundo la pelinegra hizo acto de presencia, y el personal hizo el mismo acto de respeto con ella.

Sus miradas volvieron a encontrarse, y la castaña sonrió aún más, no lo dudo y se acercó a los brazos de la pelinegra, está la rodeo delicadamente.

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