Capítulo 3

741 100 2
                                    

—Pasaste a palacios, castillos y vestidos -celebró una de sus amigas aniñada.

La castaña solo puedo reír, pues en parte era bastante cierto, sus dos amigas parecían incluso más felices que ella misma, con champaña en mano le celebraba su nueva vida, su nueva vida ahora no solo como una hija del duque, si no ahora como la princesa.

—Y no olvides las joyas, Nay -le sugirió la otra.

—Algún día amiga, no muy lejano, vas a ser la puta reina de Inglaterra.

Las tres rieron, abrazándola felicitándola, y despidiéndose de ella.

—Aun me cuesta creer que ya seas toda una princesa -Nayeon la abrazo más largo tiempo -acabas de cumplir el sueño de muchas niñas.

—Te convertiste en la envidia de muchas, Jen -Jisoo le sonrió cariñosamente -¿No nos vas a olvidar?, como ahora eres parte de la realeza, no vaya a ser que te suban los humos.

—Claro que no Jisoo -incrédula le respondió -ustedes serán la últimas personas que olvide. -sus amigas nuevamente la abrazaron - las llamaré, se los prometo.

Al ingresar a la habitación, no espero ver a su hija parada frente a la ventana observando los fuegos artificiales que alumbraban la oscura noche en modo de celebración de la nueva princesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al ingresar a la habitación, no espero ver a su hija parada frente a la ventana observando los fuegos artificiales que alumbraban la oscura noche en modo de celebración de la nueva princesa.

—Tu bisabuela, la reina Emma -comenzó a hablar caminando hasta llegar a la mesa donde estaba su té -, cuando era una joven y bella princesa, estuvo a punto de desposar a su príncipe encantado -relato sirviendo una taza de su bebida favorita.

Lisa no despegaba la mirada de los fuegos artificiales, sintiendo extraña, su corazón no latía a frecuencia que normalmente lo hacía, sus manos sobre su vientre tenían vida propia, sus dedos jugaban con el aro que ahora le gritaba que era una mujer casada. Cualquiera hubiera estado rebosando de felicidad, pero ella no.

Su rostro permanecía serio, pero su mirada no encajaba con su expresión.

—Pero antes de que pisaran la iglesia, el enfermo y murió -continuó hablando, esta vez observan a su hija -todos estaban tan impresionados, pero al final fue comprometida con el hermano menor del fallecido, pero a diferencia de él, era un príncipe desencantado, tímido y sobre todo para nada guapo, no había atracción ni mucho menos amor. -hizo una pausa tomando de su bebida -Pero para que funcionara ese matrimonio fueron alentados a centrarse en la idea general, el deber.

Por un momento un silencio se instaló en el lugar, la explosión de los fuegos artificiales era lo único que se escuchaba.

—Trabajaron, trabajaron y trabajaron, y de ese trabajo una pequeña semilla brotó, la del respeto y la admiración, y esa semilla se convirtió en flor la cual tiempo después se convirtió en amor. -Lisa bufo -fueron esposos cincuenta años, estabilizaron a un país en guerra y fortalecieron la corona, mientras otras grandes monarquías cayeron. -finalizó su relato -No puedo decir que soy la madre más intuitiva, pero creo saber cuándo mi hija no es feliz, cualquier desdicha que estés sintiendo ahora, cualquier duda que albergue, si puedes seguir el ejemplo de tu bisabuela, el amor y la felicidad llegarán por sí solos.

CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora