Capítulo 19

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El sol de la tarde arrojaba sus cálidos destellos sobre la fachada imponente de la nueva casa. Un hogar que, a los ojos de cualquiera, podría considerarse un palacio de ensueño. Sin embargo, para ella, esa residencia representaba un peso en el pecho que ni su imponente arquitectura ni su tamaño desmesurado podrían aliviar.

Había sido un sueño para su esposa, un sueño que ella había intentado, sin éxito, disipar en innumerables ocasiones. Pero, como si el deseo de Lisa tuviera un peso mayor que la voluntad de Jennie, se encontraban ahora en el umbral de lo que ella llamaba "nuestro nuevo hogar". Jennie se aferraba a su vientre con delicadeza, la resistencia palpable en sus ojos mientras observaba el majestuoso vestíbulo.

Simplemente no quería estar allí, cada rincón, cada decoración parecía susúrrale lo que estaba por vivir en aquel lugar, quería gritar y correr fuera, pero ahora con tantas personas presentes haciéndole una reverencia mientras le llamaban princesa no podía hacerlo, si tan solo tuviera el valor y la dignidad de enfrentar a su esposa y decirle que no debía estar allí, porque por alguna razón se sentía incomoda, pero no solo por eso, si no por la obvia razón de porque Lisa decidió vivir en Gloucestershire.

La mudanza había sido un torbellino de decisiones que no le permitieron a ella expresar su opinión. No le importaba que la casa tuviera columnas majestuosas o un jardín que parecía sacado de una revista de arquitectura. Era la falta de consulta, la sensación de que su voz no tenía peso en el matrimonio, lo que le generaba un resentimiento silencioso.

Y más aún al saber la razón de porqué estaban allí.

El eco de sus pasos resonaba en las paredes vacías, un recordatorio constante de que estaba en un lugar que no eligió. Jennie suspiró, intentando encontrar la forma de hacer de esa casa un verdadero hogar, un completo desafío sería poder vivir allí.

Lisa, por otro lado, parecía inmersa en la emoción del cambio. No notaba la mirada distante de su esposa, ni sentía el frío silencio que la acompañaba. La puerta principal se cerró, con un suspiro continuó caminando, dejando atrás el mundo que conocía, el confort que le brindaba su hogar anterior.

 La puerta principal se cerró, con un suspiro continuó caminando, dejando atrás el mundo que conocía, el confort que le brindaba su hogar anterior

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En medio del bullicio de las calles y el aroma de los puestos de comida callejera, se encontraba explorando la ciudad de manera casual. Sin planificación ni rumbo fijo, dejaba que sus pasos la llevarán a donde quisieran.

De repente, entre la multitud, un destello conocido capturó su atención. No podía ser ella, pensó, pero no pudo resistirse a seguir la intuición que la llevó hacia una pequeña cafetería al borde de la acera. Y allí, entre risas y charlas, la vio.

Ella estaba sentada en una mesa junto a la ventana, absorta en un libro y disfrutando de una taza humeante de té. La elegancia que la caracterizaba en en la celebración estaba presente, pero en un escenario completamente diferente.

La sala de baile real había sido un espacio lleno de música, risas y vestidos suntuosos. Entre la multitud de nobles y damas elegantes, se habían encontrado. Ella, con su vestido deslumbrante, había capturado su atención desde el momento en que cruzaron miradas, pero algo más había cambiado en ese instante fugaz.

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