La gira real llegó a su fin con un éxito sin precedentes. Desde el bullicio de las multitudes hasta los elogios de los dignatarios extranjeros, cada paso fue marcado por momentos inolvidables. La majestuosidad de los eventos, las sonrisas radiantes y los gestos de amabilidad dejaron una impresión duradera en todos los que tuvieron el privilegio de presenciarlos.
La gira puede haber llegado a su fin, pero su legado perduraría en la memoria colectiva durante generaciones.
La visita inesperada del rey y la reina llenó el palacio de emoción y actividad. El personal se apresuró a preparar todo para recibir a sus majestades, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto para la ocasión.
Cuando el rey y la reina entraron en la habitación, fueron recibidos con reverencia y afecto por parte de la familia.
Durante la visita, el rey y la reina expresaron su orgullo por la familia que habían formado, y elogiaron su dedicación la una a la otra y a su hijo.
—Han hecho un trabajo excepcional, hijas. Su dedicación y compromiso son verdaderamente admirable —sonrió la reina sosteniendo a su nieto.
Ambas agradecen humildemente el elogio, pero la atención rápidamente se desvía hacia el pequeño príncipe en brazos de la reina.
El rey, con una chispa traviesa en los ojos, se inclina hacia el bebé y le dice con ternura:
—¡Y mira quién está aquí! ¡Nuestro querido nieto! ¡Cómo has crecido desde la última vez que te vimos!
La reina, con una risa amorosa, continúa:
—¡Oh, qué guapo estás! ¿Cómo ha sido tu viaje, pequeño?
Las princesas observan con cariño mientras sus padres se deleitan en mimar a su nieto, sintiéndose bendecidos por tener una familia tan unida y amorosa.
—Nuestro viaje fue maravilloso, pero sin duda extrañamos a este pequeño compañero. Ha sido nuestro motor y nuestra alegría durante toda la gira —Lisa con una sonrisa radiante se une a la conversación.
La castaña, acariciando tiernamente la mejilla del bebé, añade:
—Es verdad, tuve que ir a por el, no podía estar mucho tiempo sin mi hijo.
El rey y la reina intercambian una mirada de complicidad y afecto antes de dirigirse nuevamente al pequeño príncipe:
—Eres el tesoro más preciado de nuestra familia.
El bebé responde con una risita juguetona, atrayendo más miradas y sonrisas de sus abuelos orgullosos. El rey se acerca a su hija con un gesto serio y determinado.
—Lisa, necesito hablar contigo sobre algo importante — comienza.
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El rey, a pesar de su furia inicial, recuerda las tensiones previas sobre la relación de su hija con Joohyun. Aunque ya conocía de su existencia, la evidencia en las fotografías encendía una llama más intensa en su enojo. Frustrado por la resistencia de su hija, decide abordar la situación de manera más directa.
