Mis brazos se mueven solos: suelto el conejo, tomo la mochila y guardo las pocas cosas que estaban fuera y me la cuelgo al hombro. Mis piernas comienzan a temblar y trato de salir de aquí lo más rápido que pueda.
Son ellos. Es él. Viene por mí.
—¡Logan! —El chillido de Caleb me llama. Sé que es muy peligroso querer acercarme y ayudarlo, pero es más cobarde salir corriendo y dejarlo a su suerte.
Sus gritos se hacen más fuertes conforme me acerco. Está llorando y se desgarra la garganta cada vez que me llama. No podré salvarlo, de ninguna manera lo lograré. ¿Qué estoy haciendo? Debería irme y correr como loco hasta que suene el cañón.
Caleb nunca haría eso si fuera yo en su lugar. Entonces corro más rápido hasta que llego al bosque. Busco con la mirada por todos lados. Vuelve a gritar mi nombre, esta vez con más urgencia. Corro guiándome por su voz; entonces me encuentro con la escena: Caleb está sujeto por Bastian acompañado de los demás profesionales, lo toma del cuello con su enorme mano. Cuando me ve abre mucho los ojos y se le llenan de lágrimas. Noto que quiere decir mi nombre, pero se contiene con todas sus fuerzas. Su vida depende de este momento.
No quiero dejarlo a su suerte, pero tampoco quiero que me atrapen. No tengo alternativa: Bastian lo sujeta con fuerza y los demás se acercan a ellos mientras ríen.
Caleb está aterrado y con sus ojos me ruega que lo ayude. Si salgo quedaré expuesto a que me atrapen y yo también muera. Le prometí algo a Caleb y lo cumpliré.
Blossom juega con la hoja de su cuchillo y rasguña el cuello de Caleb, sale un hijo de sangre y él empieza a llorar. Bastian le tapa la boca con su mano, igual que como yo hice con Root.
Bastian hace un gesto con la cabeza para que la chica del 2 se acerque. No puedo más. No puedo salvarlo sin poner mi vida en riesgo. Dibujo con los labios un «perdóname» y lo miro una última vez: sus ojos están enrojecidos y no deja de llorar. No puedo salvarlo, pero sí puedo ganar por él. Es lo que haré si no quiero que muera en vano. Doy la vuelta y salgo del lugar.
Avanzo rápido sin hacer mucho ruido, aunque no creo que se preocupen por mi presencia. Cuando estoy por salir del bosque y regresar a la ciudad escucho un grito. Caleb grita mi nombre rogando que lo ayude.
—¡Logan! —su grito le desgarra la garganta—. ¡Ayúdame!
Comienzo a correr adentrándome a la ciudad, pero sus gritos no desaparecen. Cada paso que doy se siente pesado. Sus gritos y sollozos me persiguen por más que quiera correr. ¿Por qué no lo matan de una vez? Sería más rápido y mejor para todos.
El Capitolio está disfrutando esto. La gente debe estar pegada a las pantallas viendo cómo los profesionales torturan al pobre chico del Distrito 12 que logró sobrevivir más tiempo que cualquiera de su distrito en muchos años. Entonces temo que las cámaras también me estén enfocando. Deben estar esperando que me meta de una forma heroica a salvarlo, así como salvé a Bruno en la cosecha. Pero no, no voy a hacer eso. Dije que iba a ganar y lo voy a hacer; además se lo prometí a Caleb.
Si él muere yo debo ganar.
Sus gritos retumban en mis oídos por más que intento alejarme. ¿Así se siente el terror absoluto? Cuando no queda nada más que gritar por una pequeña esperanza de sobrevivir.
No voy a engañarme, sí me siento mal por él. Era el único en quien confiaba en toda esta mierda y ahora va a morir sin que nada pueda evitarlo. No, yo tampoco podía evitarlo. Meterme a pelear así contra tributos más fuertes y mejor entrenado que yo sería un suicidio. Era algo que no podía permitir si quería cumplir la promesa que hice a Caleb y Anton.
Anton.
Debo enfocarme en él y solo él. Pongo todas mis fuerzas mentales en hacerme una imagen mental de Anton cuando regrese a casa. Me escondo entre unos escombros y trato de concentrarme en mis pensamientos.
Él abrazándome al llegar a la estación de tren.
Los gritos de Caleb son más fuertes de lo que eran hace un rato.
La familia de Anton seguro serán los primeros esperando en la estación.
Caleb le ruega a Bastian que no lo mate.
Mi papá me abrazará como nunca cuando regrese a casa.
Caleb promete a los profesionales que hará lo que ellos digan.
Tendré una casa en la aldea de los vencedores, tal vez seré vecino de Johanna.
Caleb grita más fuerte, no puedo evitar escuchar cómo se lastima la garganta.
Seré mentor en los próximos juegos. ¿A quién engaño?, no es algo que me emocione.
Caleb grita más fuerte, de una manera que jamás he escuchado.
Como Vencedor no tendré que ir más a la escuela.
Caleb suplica que se detengan, sus gritos son de puro dolor y agonía.
Solo quiero volver a casa y tratar de olvidar esto.
Caleb deja de gritar, pero su voz aún retumba en mis oídos.
Solo tengo que sobrevivir unos cuantos días más y tal vez logre ganar.
Suena el cañonazo y, por fin, Caleb deja de sufrir.
Quedamos seis.
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El Susurrador | En hiatus
Fanfic«Sigue dándome cierto miedo estar solo en el bosque. Pero prefiero morir por el Susurrador antes que en los Juegos». Logan vive en el Distrito 7. Al igual que los demás chicos del Distrito, no le agrada la idea de los Juegos del Hambre. Cuando llega...