Su mirada se perdió en la ventana que estaba cerca de su asiento en el aula, con su barbilla en su mano, sujetándola. Se fijó en un par de aves que transitaron en el patio central del Edén, volando con tanta libertad y sencillez que los envidió, de que todo parecía más fácil para ellos.
En cuando a él, Damian se sentía realmente inquieto y fastidiado.
Todo el fin de semana su mente había sido un martirio continuo, un mar de tortura que sabía que él mismo estaba haciéndose a sí mismo, pero que era inevitable. No después de ver aquello que fue suficiente para despertar sus inseguridades y a causa de una sola persona: Anya Forger.
Él la había visto salir corriendo del salón de clases, sabiendo que su intención era alcanzar el autobús para regresar a casa. Damian realmente había deseado por un instante que perdiera el autobús, él mismo pensó en entretenerla lo suficiente para que lo perdiera y él se ofreciera a llevarla, algo que siempre deseaba pero que decidió mantenerse al margen, al menos un poco. Cuando se quedaban a hacer tarea o estudiar en la escuela él se ofreciera a llevarla por la hora.
Era el placer de Damian, el estar todo el tiempo posible a su lado.
Eso hubiera podido apaciguar un poco las cosas extrañas que habían sucedido en la residencia Forger un día atrás. Ese íntimo y tenso momento donde ambos se dieron maní en la boca y donde él se había dejado llevar por toda la situación. Damian aun no sabía que era lo que había sucedido, todo fue tan rápido y fuera de su completo racionamiento, porque si él hubiera sido más racional sabía que se había alejado tan rápido como pudo, debido a los nervios. Pero por alguna razón él se había quedado quieto cuando Anya se acostó en sus piernas. Él había quedado hipnotizado de verla tan cerca, tan cómoda recostada en su cuerpo y sus labios abriéndose y cerrándose al meter maní a su boca, Damian realmente pensó que estaba soñando, que tenía que ser uno de esos sueños que solía tener.
Se deleitó de ella dándole maní en su boca y sintiendo los suaves dedos femeninos contra sus labios. Él mismo sumido en el momento, se había movido con impulso y le había dado maní a ella en la boca. Pero eso no fue suficiente, porque su propia mano se movió, sintiendo la textura de sus labios por primera vez en todo ese tiempo. Algo que jamás pensó que lo haría y aunque no era la manera en que hubiera querido, se arriesgó a tocarlos y a sus suaves mejillas que ella convertía en pucheros de vez en cuando. Preso de esa atmosfera, de su corazón latiendo fuertemente y de como todos sus sentidos se perdieron y lo único que podía pensar era en ella, se había acercado a ella para ¿para hacer qué? Lo sabía perfectamente, pero no podía concebir que lo hiciera, que casi la besara.
Todo su cuerpo se lo había implorado y más cuando ella no se alejó, simplemente se quedó quieta, dándole una invitación para seguir. Maldito a Loid Forger cuando interrumpió el momento, aunque eso sirvió para que reaccionara de esa sensación embriagante que ella le había dado.
Habían estudiado con normalidad ese día, la señora Forger lo había invitado a cenar y todo pareció tan bien. Hasta que el viernes, ella decidió sentarse con Becky. Él no dejó de darle vueltas en la primera clase ¿Por qué ella había huido de él? ¿Acaso...ella por fin se había dado cuenta de sus sentimientos? Se sentía tan perdido sobre como debería sentirse sobre eso, considerando que llevaba mucho tiempo esperando que ella notara que una parte de su amabilidad y preferencia era por el amor aplastante que le tenía. Sabía que su trato preferencial era por eso, pero también porque disfrutaba de su compañía y quería que ella estuviera bien, de verdad disfrutaba la amistad que tenían. Pero si ella lo estaba evitando ¿eso no significaba que...no correspondía sus sentimientos? O quizá estaba buscando una manera de rechazarlo.
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Haunted
FanfictionDamian había guardado sus sentimientos por Anya durante más de diez años, tiempo en el que no se había atrevido a decir algo. Pero la relación que tenían a ese punto era realmente buena, solo debía dar ese último paso. Pero las cosas no solían sali...